Satisfacciones y penumbras


En cinco partidos se pueden hacer las cosas suficientemente bien para aspirar a llegar a la Final de la Copa del Mundo. Parece increíble que en tan pocos partidos se pueda lograr llegar hasta la cima de este deporte, e igualmente parece increíble que uno se pueda caer tan fácilmente. 

Las dos selecciones que se vieron la cara este sábado cayeron, cayeron justo al frente del abismo luego de tantas ilusiones y expectativas. Una parte vivió un partido inolvidable en la historia de los Mundiales, no por su calidad o nivel, sino por el significado del resultado; el otro por su parte fue protagonista de uno de los duelos más grises en la historia de unas semifinales, que al final terminó perdiéndola por penales.

Al ser dos selecciones que siempre apuntan a lo alto, el partido por el tercer y cuarto lugar desbordaba su intrascendencia por todas partes; para estos dos equipos, sólo ganar el título era consuelo válido. Con esa cortina de tristeza salían los dos a la cancha de Brasília, donde se debía jugar porque son las reglas que hay finalmente. Sin mucha prisa, veríamos otro duelo de esos que la historia lo ha colocado entre los atractivos de siempre en Copas del Mundo.

Uno no terminaba de sentar cabeza buscando los cuatro antecedentes a este partido cuando de pronto se pitó un penal para Holanda. Ni el regreso de Thiago Silva al once titular parecía suficiente para cicatrizar, aunque fuese temporalmente, la herida que quedó de la goleada germana; parecía increíble que la línea más sólida de Brasil previo al Mundial fuese la principal culpable de ocho goles (en ese momento) en dos partidos...

Vino la repetición y bueno, empezamos con el show...

El árbitro argelino Djamel Haimaoudi cometió una serie errores garrafales en la jugada del primer gol del partido: primeramente, no hubo penal, Silva tumba a Robben fuera del área chica; en segundo lugar, amonesta al Capitán de Brasil por esa acción... Al ser último hombre e impedir una acción manifiesta de gol esto debió ser para expulsión inmediata, pero no fue así. Al final Van Persie terminó anotando su cuarto y último gol del torneo.

A pesar de la intrascendencia del partido, el cuerpo arbitral comandado por el argelino Haimaoudi fue responsable del peor arbitraje visto en toda la Copa.

Casi ocho o nueve minutos después del primer gol cae la ratificación del mal momento carioca. Centro por la banda derecha de Van Persie buscando a alguien en el área, David Luiz cabecea justo al medio del área y Blind recibe el regalo defensivo, se acomoda y remata. Partamos con el hecho más relevante de esta acción: el cabezaso del defensor; cuando se está en la escuela y en divisiones inferiores esta es una de las primeras cosas que se le instruyen a los muchachos en aspecto defensivo: jamás, JAMÁS dejar un rebote en el centro del área, igualmente sucede con los porteros. Un defensor de 50 millones de euros lo hizo y bueno, ahora las dudas no sobran.

Ahora, el segundo hecho relevante de la jugada: cuando Van Persie recibe el balón por la banda derecha, está adelantado. Una pierna entera de diferencia a la última línea brasilera es la marca de una jugada que se dio frente al árbitro de línea y ni por enterado se dio de la acción.

Una inevitable frustración se percibió en el ambiente desde el primer instante. Brasil se fue y volvió al descanso con la idea de hacer algo un poco diferente, pero el propio Scolari coartaba esa posibilidad con los cambios. Perdiendo por dos goles y el primer cambio que se le viene a la mente al entrenador es Fernandinho. Este cambio fue protagonista de una jugada en la segunda mitad donde derriba a Robben dentro del área y el línea no se da cuenta de ello y dice el conocido siga, siga. Terrible arbitraje.

#ElPartidoDeWijnaldum

No me cansé de cuestionar la inclusión de Georginio Wijnaldum en las alienaciones de Holanda luego del partido ante Australia, no por la falta de calidad del mismo, sino por el inexplicable posicionamiento del mismo como compañero de contención al lado de De Jong.

Wesley Sneijder se lesionó en el calentamiento previo al inicio del partido y Van Gaal se vio obligado a hacer un cambio, ingresando a De Guzmán. Ahora, el parado táctico Oranje en el centro del campo pintaba a Clasie junto a De Guzmán como los encargados de hacer el trabajo sucio y Wijnaldum en la tarea de intentar ser un enganche. La diferencia se notó de manera inmediata, ya que corrió, encontró espacios para los que llegaron por las bandas y tuvo la posibilidad de anotar su primer gol en Copas del Mundo.

Tras varios partidos donde tácticamente nunca entendí su presencia en el equipo me he de quitar el sobrero ante el trabajo realizado en el partido en Brasília. Previo al Mundial el equipo no presentaba un reemplazo natural para Sneijder en el caso de que tuviera un contratiempo, pero estuvo Wijnaldum. Igualmente, parecía increíble pensar en ver a Wijnaldum en el Mundial luego de la temporada que tuvo, en la que apareció más en el hospital por las interminables lesiones que en el campo de juego; muy poco estuvo presente en el césped de Eindhoven.

Uno valora los hechos del partido y el ritmo del mismo y puede concluir algo: con o sin árbitro Holanda hubiese pasado por encima a Brasil. Los espacios fueron demasiados, y con esas facilidades un tipo como Robben puede hacer lo que se le venga en gana.

Tanta fue la impotencia local que uno de los hechos que inmortalizará este partido fue la curiosa posición de Jasper Cillessen, que mostraba el triste trabajo ofensivo brasilero y que hacía a la gente desde su casa hacer volar la imaginación. Van Gaal igualmente se dio el lujo de cambiar de portero para dar ingreso a Vorm, único futbolista que no había tenido minutos en la Copa del Mundo por Holanda, imponiendo una estadística que quedará para la posteridad.

El tercer lugar no es un premio de consolación, ni para Holanda ni para Brasil, pero valorando el aspecto positivo dentro de la frustración del jugador, queda la satisfacción para Louis van Gaal y sus pupilos de haber hecho una Copa Mundial por encima de las expectativas, mientras que del otro lado las sombras y penumbras se postran sobre una imagen, la imagen de haber encajado diez goles en dos partidos.
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