La primera transmisión por televisión de una Copa del Mundo que se dio en Panamá fue en 1970, Mundial que como por obra de la providencia nos dejó una de las mejores selecciones nacionales de todos los tiempos. Este fenómeno futbolístico se plantó dentro de la memoria de todos aquellos que vivieron esa época, cosa que no era posible evitar; un fútbol enamoradizo que se complementó con los interminables comentarios del míster Edmundo Vargas en pantalla, quien nunca pudo ocultar su fanatismo por la canarinha, aunque no nos lo vamos a comer por eso, cada uno tiene la decisión de tomar el mensaje que llega sí o no.
Yo nací 24 años después de esa primera transmisión, mi padre nunca fue un amante tan grande del fútbol como para inculcarme esas palabras que el señor Vargas plantó en la mente de muchos panameños. No, yo tuve la fortuna de encontrar el camino por mi cuenta, y lo hice desde mi casa, una tarde donde se estaba jugando al fútbol en Marsella. Traigo esto a colación por el simple hecho de que este martes jugaba Brasil, una selección que por lo arriba expuesto ha ido adhiriendo seguidores y seguidores en los últimos 40 años por las leyendas de los padres o, por que culturalmente el panameño es así, hay personas que apuestan al favorito/ganador.
En la calle había muchísimo optimismo, casi plena seguridad de la victoria sudamericana, inclusive este servidor veía a los de Scolari disputando la final el domingo, esto debido, a criterio muy personal, a que esta selección alemana en los últimos ocho años ha venido sin demostrar algo nuevo y flaquea en las instancias más sensibles del torneo. Todo esto pensado a pesar de la notable experiencia que se vivía en la escuadra teutona.
El himno, el suéter de Neymar... Todo apuntaba a una noche donde Brasil saldría por la puerta grande.
La intimidante afición local cumplió con el himno y con el recuadro, en una tarde donde se debía mantener en pie el sueño de arrollar a Holanda o Argentina en domingo en Río de Janeiro. Todo, todo apuntaba a ello, hasta un pequeño homenaje al lesionado Neymar hubo... No parecía posible una caída, mucho menos si se valoran los primeros cinco minutos locales, donde hubo profundidad hasta más no poder, mas no certeza al momento de jugarla; pero el gol de Kroos señaló el fin del partido de los locales.
El 0-1 inicial pareció más desgarrador para los brasileros que un gol en la reposición del partido, quedaron atónitos, petrificados, avergonzados... Y cuando menos se lo esperaban cayó el 16to gol de Klose en Mundiales. Un lapso de 18 minutos fue suficiente para quebrantar la voz de todos los asistentes a la cancha del Mineirao y luego callarlos. Costara lo que costara creerlo, el marcador del mediotiempo era 0-5.
Un par de goles más de Schurrle y un gol de Óscar terminaron de señalar el definitivo 1-7. Parece increíble pensar que la goleada más grande (hasta el momento) en el Mundial la sufriría Brasil, una goleada que no sólo los aparta de la posibilidad de disputar la sexta estrella, sino que además se ha plasmado la derrota más humillante de todos los tiempos.
Es muy fácil hacer leña del árbol caído, que la ausencia de Neymar pesó, comentar que el karma pasó factura tras eliminar injustamente a Colombia y Chile y que la ausencia de gente como Kaká, Ronaldinho o Robinho en la convocatoria definitiva fueron los detonantes de esta catástrofe... Todo esto es muy fácil de decir, cuando hay un resultado en la mano. Estos partidos no son normales, me trae muchos recuerdos del partido inaugural de España en este torneo, ya que a veces hay circunstancias que no parecen casualidad, que nacen de tal manera, para que algo se de. Estaba escrito en algún lado de la existencia que Alemania debía ganar 7-1. Futbolísticamente no hay una diferencia de siete goles entre estos dos países, fue un partido anormal.
De todo lo que se especula hay que hablar de cosas que son muy ciertas, empezar con Brasil:
1. Brasil en cinco partidos anteriores nunca encontró un rival de verdadero nivel hasta ayer. Croacia, México, Camerún, Chile y Colombia no son pintados en la pared pero fueron superados claramente (menos México) por la canarinha. Como quien dice, arrugaron ante los dirigidos por Scolari que nunca despejaron sus dudas.
2. Igualmente, por encima de una baja de Neymar, la ausencia de Thiago Silva fue tremendamente notable, ya que Dante no paró absolutamente a nadie y David Luiz, a pesar de todas las lágrimas que conmovieron al mundo al final del encuentro, tuvo un partido verdaderamente para el olvido.
3. Fernandinho perdió el balón en cuatro de los primeros cinco goles alemanes, esto es indicativo de algo, ¿no?
Del lado alemán:
1. Alemania jugó uno de los partidos más correctos en toda su historia. Después de encuentros donde arrojaron muchas dudas, con la ayuda de lo inexplicable encajaron siete goles a los sudamericanos... Cuando hablo de lo inexplicable no quiero demeritar de ningún modo la victoria teutona, no hay manera humana de hacerlo.
2. El partido que se han mandado Khedira, Kroos y Muller ha sido inolvidable. Tácticamente fueron una aspiradora desde el centro de la cancha hasta el área de Júlio César, se hizo esto durante todo el partido, increíble.
3. La figura de Toni Kroos. Recuerdo cuando lo vi jugar por primera vez en el Mundial sub-17 del 2007; cuando el buen fútbol y la pubertad hacían de las suyas en este ambicioso jugador. Dos goles e interminables habilitaciones frente a la portería fueron los aportes de este jugador para lograr el éxito.
El 0-1 inicial pareció más desgarrador para los brasileros que un gol en la reposición del partido, quedaron atónitos, petrificados, avergonzados... Y cuando menos se lo esperaban cayó el 16to gol de Klose en Mundiales. Un lapso de 18 minutos fue suficiente para quebrantar la voz de todos los asistentes a la cancha del Mineirao y luego callarlos. Costara lo que costara creerlo, el marcador del mediotiempo era 0-5.
Un par de goles más de Schurrle y un gol de Óscar terminaron de señalar el definitivo 1-7. Parece increíble pensar que la goleada más grande (hasta el momento) en el Mundial la sufriría Brasil, una goleada que no sólo los aparta de la posibilidad de disputar la sexta estrella, sino que además se ha plasmado la derrota más humillante de todos los tiempos.
Es muy fácil hacer leña del árbol caído, que la ausencia de Neymar pesó, comentar que el karma pasó factura tras eliminar injustamente a Colombia y Chile y que la ausencia de gente como Kaká, Ronaldinho o Robinho en la convocatoria definitiva fueron los detonantes de esta catástrofe... Todo esto es muy fácil de decir, cuando hay un resultado en la mano. Estos partidos no son normales, me trae muchos recuerdos del partido inaugural de España en este torneo, ya que a veces hay circunstancias que no parecen casualidad, que nacen de tal manera, para que algo se de. Estaba escrito en algún lado de la existencia que Alemania debía ganar 7-1. Futbolísticamente no hay una diferencia de siete goles entre estos dos países, fue un partido anormal.
De todo lo que se especula hay que hablar de cosas que son muy ciertas, empezar con Brasil:
1. Brasil en cinco partidos anteriores nunca encontró un rival de verdadero nivel hasta ayer. Croacia, México, Camerún, Chile y Colombia no son pintados en la pared pero fueron superados claramente (menos México) por la canarinha. Como quien dice, arrugaron ante los dirigidos por Scolari que nunca despejaron sus dudas.
2. Igualmente, por encima de una baja de Neymar, la ausencia de Thiago Silva fue tremendamente notable, ya que Dante no paró absolutamente a nadie y David Luiz, a pesar de todas las lágrimas que conmovieron al mundo al final del encuentro, tuvo un partido verdaderamente para el olvido.
3. Fernandinho perdió el balón en cuatro de los primeros cinco goles alemanes, esto es indicativo de algo, ¿no?
Del lado alemán:
1. Alemania jugó uno de los partidos más correctos en toda su historia. Después de encuentros donde arrojaron muchas dudas, con la ayuda de lo inexplicable encajaron siete goles a los sudamericanos... Cuando hablo de lo inexplicable no quiero demeritar de ningún modo la victoria teutona, no hay manera humana de hacerlo.
2. El partido que se han mandado Khedira, Kroos y Muller ha sido inolvidable. Tácticamente fueron una aspiradora desde el centro de la cancha hasta el área de Júlio César, se hizo esto durante todo el partido, increíble.
3. La figura de Toni Kroos. Recuerdo cuando lo vi jugar por primera vez en el Mundial sub-17 del 2007; cuando el buen fútbol y la pubertad hacían de las suyas en este ambicioso jugador. Dos goles e interminables habilitaciones frente a la portería fueron los aportes de este jugador para lograr el éxito.
Cuando finalizó el encuentro no pude hacer otra cosa más que ver el televisor y no encontré en ningún lugar algo diferente: incredulidad, indiferencia, tristeza y humillación. Lo que había sucedido no tenía precedentes, estábamos frente a la derrota más dolorosa que una selección del calibre de la verdeamarelha había sufrido y habrá sufrido jamás, impresionante.
Hubo disturbios y demás señales de molestia en ese país, no era para menos, el fútbol lo viven por ellos lares de una manera que jamás podremos hacer nosotros acá. Es comprensible toda esa rabia que fue canalizada en actos completamente antisociales. Es el calor del momento, el dolor de la impactante derrota.
Esta no es la diferencia futbolística entre dos países, es el resultado del nacimiento de un partido diferente. Esto jamás se podrá olvidar, de ninguna manera, nuevos fantasmas atormentarán el resto de los días a una selección y un país que tantos dolores de cabeza sufrió previo al que debía ser el torneo más memorable de su historia.