Se lo creyó y lo logró... Esa fue la premisa que identificó a Costa Rica durante su paso en Brasil 2014, torneo que no será olvidado de manera sencilla por los centroamericanos, al igual que por Italia, Uruguay e Inglaterra.
Lo imposible ya se había hecho: clasificar primeros en un grupo donde estaban tres Campeones del Mundo. De ahí en adelante, cualquier cosa significaría ganancia para este equipo dirigido por un Jorge Luis Pinto que ante todo seguía apuntando a colarse en un lugar más que histórico.
Un partido que debió ser liquidado por Holanda en los 90 minutos ante una Costa Rica que mostró su versión más defensiva en todo el torneo y que apenas tuvo proximidad al área sagrada de Jasper Cillessen, tuvo que ser definido en la tanda de penales.
El fantasma de la retrospectiva no era nada bueno para los Oranje, ya que nunca se habían logrado resultados positivos en Copas del Mundo desde esta instancia de desempate.
Atinada osadía
De los años de vida que uno tiene viendo el fútbol nunca puede pasar por desapercibido a Louis van Gaal. La Libreta inmortal, los fracasos, éxitos, es una cosa muy impresionante.
Ya no había nada que hacer, eran los penales o eran los penales, lo humanamente posible para anotar gol se hizo, pero Keylor Navas y el universo conspiró para que los goles naranjas no lograran entrar. Parecía que era el momento de Costa Rica para hacer historia, pero había alguien que impediría esto a como dé lugar.
Un cambio en los 90 minutos, Jeremain Lens por Memphis Depay que se comió la banda izquierda con ocasiones de gol y con desbordes importantes, pero se le notó la juventud en los minutos finales, ya que el miedo es algo difícil de disimular en una cancha de fútbol. Lens fue muy ambicioso desde que ingresó a la cancha, pero nunca salió del fuera de juego.
Un cambio en el pequeño del tiempo extra, Bruno Martins Indi por Klaas-Jan Huntelaar. El icono de las expresiones faciales en esta selección de los Países Bajos brindaba su puesto en cancha al Cazador, quien había sido el factor determinante para la remontada ante los aztecas. Poco más de 15 minutos en el partido y casi nada pudo aportar, salvo ganarse una tarjeta amarilla al chocar con el portero Navas en la agonía del encuentro.
Dos cambios que oxigenaron el movimiento ofensivo de Holanda que ya contaba con un Robben en otro de esos días donde se mantuvo inspirado y con un Sneijder que sobresalió por su convicción y movilidad en la mediacancha. Todo esto y no fue suficiente, era imposible anotar el gol.
No había manera ya de evitar los penales y van Gaal toma una decisión impresionante: sacar a Cillessen para darle ingreso a Tim Krul, jugador del Newcastle que no había tenido acción en toda la Copa del Mundo. El espigado portero terminó atajando dos penales, uno a Brian Ruiz, el otro a Michael Umaña para meter a Holanda en semifinales, donde ya lo esperaba Argentina.
Cuestionado pero atinado cambio de Louis van Gaal, meter a un portero atajapenales como Tim Krul para cerrar el partido es algo que jamás se había visto en la Copa del Mundo… Pero, ¿qué tal si el cambio de van Gaal no fue el ingreso de un atajapenales?
Un portero que hace menos de ocho meses se perfilaba como reemplazo generacional de Maarten Stekelenburg en Holanda, pero las lesiones en el fútbol inglés y la decorosa temporada en el Ajax de Cillessen coartaron esa posibilidad. Tuvo un récord de 14 atajadas en un partido de Premier League, pero de los últimos 19 penales que le fueron lanzados sólo atajó dos.
Aquí, es donde parece reflejarse el verdadero cambio: sacó a Cillessen para dar ingreso a un miedo que Costa Rica no esperaba. Inculcó miedo en los de Pinto, en ningún momento se esperaban ver entrar a un portero suplente a menos de diez segundos para el inicio de un tiro de penales. La inseguridad se vio en el equipo tico y dos de los penales fueron atajados por Krul. Miedo, mucho miedo inculcó van Gaal en la mente del rival.
Calculador y maquiavélico Lucho, la osadía de hacer un cambio que plantó una idea dentro de la mente del rival y que no se pudieron sacar jamás. Parecía desde el inicio el punto de quiebre para que Holanda pudiera ganar un partido que parecía destinado a perder, hasta Pinto se dio cuenta de esto.
Funcionó la Libreta, la querida Libreta, sencillamente funcionó.
Un partido que debió ser liquidado por Holanda en los 90 minutos ante una Costa Rica que mostró su versión más defensiva en todo el torneo. No alcanzan los calificativos para la figura de Keylor Navas, superlativo.
Un partido que debió ser liquidado por Holanda en los 90 minutos ante una Costa Rica que mostró su versión más defensiva en todo el torneo y que apenas tuvo proximidad al área sagrada de Jasper Cillessen, tuvo que ser definido en la tanda de penales.
El fantasma de la retrospectiva no era nada bueno para los Oranje, ya que nunca se habían logrado resultados positivos en Copas del Mundo desde esta instancia de desempate.
Atinada osadía
De los años de vida que uno tiene viendo el fútbol nunca puede pasar por desapercibido a Louis van Gaal. La Libreta inmortal, los fracasos, éxitos, es una cosa muy impresionante.
Ya no había nada que hacer, eran los penales o eran los penales, lo humanamente posible para anotar gol se hizo, pero Keylor Navas y el universo conspiró para que los goles naranjas no lograran entrar. Parecía que era el momento de Costa Rica para hacer historia, pero había alguien que impediría esto a como dé lugar.
Un cambio en los 90 minutos, Jeremain Lens por Memphis Depay que se comió la banda izquierda con ocasiones de gol y con desbordes importantes, pero se le notó la juventud en los minutos finales, ya que el miedo es algo difícil de disimular en una cancha de fútbol. Lens fue muy ambicioso desde que ingresó a la cancha, pero nunca salió del fuera de juego.
Pulgares arriba para un Wesley Sneijder sobrio en su juego.
Un cambio en el pequeño del tiempo extra, Bruno Martins Indi por Klaas-Jan Huntelaar. El icono de las expresiones faciales en esta selección de los Países Bajos brindaba su puesto en cancha al Cazador, quien había sido el factor determinante para la remontada ante los aztecas. Poco más de 15 minutos en el partido y casi nada pudo aportar, salvo ganarse una tarjeta amarilla al chocar con el portero Navas en la agonía del encuentro.
Dos cambios que oxigenaron el movimiento ofensivo de Holanda que ya contaba con un Robben en otro de esos días donde se mantuvo inspirado y con un Sneijder que sobresalió por su convicción y movilidad en la mediacancha. Todo esto y no fue suficiente, era imposible anotar el gol.
No había manera ya de evitar los penales y van Gaal toma una decisión impresionante: sacar a Cillessen para darle ingreso a Tim Krul, jugador del Newcastle que no había tenido acción en toda la Copa del Mundo. El espigado portero terminó atajando dos penales, uno a Brian Ruiz, el otro a Michael Umaña para meter a Holanda en semifinales, donde ya lo esperaba Argentina.
Cuestionado pero atinado cambio de Louis van Gaal, meter a un portero atajapenales como Tim Krul para cerrar el partido es algo que jamás se había visto en la Copa del Mundo… Pero, ¿qué tal si el cambio de van Gaal no fue el ingreso de un atajapenales?
Louis van Gaal inculcó miedo en la mente de los costarricenses. El ingreso de Tim Krul fue un verdadero bluff.
Un portero que hace menos de ocho meses se perfilaba como reemplazo generacional de Maarten Stekelenburg en Holanda, pero las lesiones en el fútbol inglés y la decorosa temporada en el Ajax de Cillessen coartaron esa posibilidad. Tuvo un récord de 14 atajadas en un partido de Premier League, pero de los últimos 19 penales que le fueron lanzados sólo atajó dos.
Aquí, es donde parece reflejarse el verdadero cambio: sacó a Cillessen para dar ingreso a un miedo que Costa Rica no esperaba. Inculcó miedo en los de Pinto, en ningún momento se esperaban ver entrar a un portero suplente a menos de diez segundos para el inicio de un tiro de penales. La inseguridad se vio en el equipo tico y dos de los penales fueron atajados por Krul. Miedo, mucho miedo inculcó van Gaal en la mente del rival.
Calculador y maquiavélico Lucho, la osadía de hacer un cambio que plantó una idea dentro de la mente del rival y que no se pudieron sacar jamás. Parecía desde el inicio el punto de quiebre para que Holanda pudiera ganar un partido que parecía destinado a perder, hasta Pinto se dio cuenta de esto.
Funcionó la Libreta, la querida Libreta, sencillamente funcionó.