Decime que se siente


Las esperanzas de un pueblo sediento de gloria se esfumaban en la cancha este martes. La gloria no buscada no era por la escasez de la misma, sino por el deseo de lograrlo en terreno rival. Luego de 90 minutos de mucha zozobra el equipo argentino veía frustrado su camino en el Mundial ante la posibilidad de ser eliminado por un equipo inferior, pero con un portero como Benaglio jugando como de costumbre.

El aliento, lágrimas y sollozo de 70 mil almas que viajaron al territorio enemigo y 41 millones más fueron los principales protagonistas de esta velada no tan cálida y tampoco muy húmeda. Los europeos cerrados atrás y los sudamericanos tratando de abrir el candado defensivo sin éxito, aunque también con poca convicción, pero de todas formas, se buscaba.

Cuando el árbitro señala el final de los 90 reglamentarios, las caras largas se empezaban a ver, no sólo por la decepción de no haber cerrado el encuentro a tiempo, sino también por el temor que existe a cometer errores en una instancia donde la mente y el cuerpo no se conectan muy bien. 

Tres minutos antes del inicio de los que parecían inminentes penales, el genio frotó la lámpara con una jugada donde por el centro haló marca de cinco defensores para hacer el pase filtrado a Di María para anotar el gol que tanto buscó el jugador del Real Madrid durante el partido. El merecido éxtasis del triunfo.

El peligro del cauteloso

La selección de Suiza afrontó este partido con la presión de enfrentarse a un grande pero con la convicción de hacer las cosas bien, que en otras palabras podría verse como no equivocarse. Diego Benaglio se lució como de costumbre bajo los tres palos, amargando una y otra vez la alegría albiceleste; la defensa que más de un dolor de cabeza le dio a Hitzfield durante la fase de grupos se vio notablemente más sólida con el ingreso al once del joven Fabian Schär, juvenil que mucho se pedía durante la fase de grupos en este torneo.

Suiza debió perder en los 90'

Debieron perder en los 90, pero supieron aguantar hasta el final, inclusive atacando con mucha convicción luego del gol argentino. Como anécdota, de todas las críticas que se puede llevar Sabella y su convocatoria, una que debe retractarse todo el que ve este deporte debe ser la de Chiquito Romero, que de chiquito no ha mostrado nada en el torneo.

El encuentro se definió por una jugada donde dos genios aparecieron, punto. Es innegable la realidad de lo pobre que se ha visto Argentina, pero este es un tema bastante viejo y que no era necesario esperar este partido para notarlo. Con mucha alma, corazón y cojones, estos guerreros pueden cantar con sus aficionados el ya famoso ''Brasil, decime que se siente...'' a pesar de las imperfecciones y temores.
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