Víctor Montagliani en propuestas


La semana pasada el canadiense Víctor Montagliani fue electo como nuevo Presidente de la CONCACAF tras vencer al bermudeño Larry Mussenden con 25-16 en el conteo de votos. Un puesto que podría considerarse como una verdadera papa caliente luego de que la confederación estuviese expuesta al foco de todos con la detención que quien fuese presidente de la entidad al momento de imputársele todos los cargos, que enfrenta hoy por hoy en Estados Unidos. 

Mucho entusiasmo debe existir en el directivo de 50 años para asumir un cargo sumamente vigilado. La intención de poner la casa en orden, como era de esperarse, constituye la primera idea de la gestión del nuevo administrador de la organización. Con un español bastante machucado por su francés e inglés el sucesor de Alfredo Hawit habló de forma bastante diplomática frente a los medios de comunicación en busca de irradiar una imagen que transmita esa sensación de que es la verdadera solución al problema en que se ha convertido el desarrollo del fútbol el Centroamérica y el Caribe principalmente.

Para empezar, se ve muy conveniente que el máximo director del ente sea de un país ciertamente poderoso, pero donde el fútbol podría considerarse en desarrollo aún. Hay que agradecer que al menos no fue electo ningún presidente caribeño que conocimientos de administración de una entidad futbolística nada tiene. Avocando a la vieja costumbre de otorgar el beneficio de la duda, hay que esperar cómo viene para trabajar la máxima autoridad de la confederación.

Durante este lapso de espera en el cual queremos ver a Montagliani mejorar las cosas, yo me haré eco de las propuestas que le han servido como pilares para conseguir el apoyo de Centroamérica y algunos sectores adicionales. Con el lógico tono de politicismo dentro de la forma en la que se constituye la dirigencia deportiva, hay ideas que claramente pretenden ser el inicio de una revolución. Pero, ¿qué certeza habrá en las palabras de un político? Una pregunta válida desde el punto de vista que sea y que me he tomado el tiempo de. vagamente, poder responder.

  1. Copa Oro: la idea es buscar que el torneo sea organizado en varios países, lógicamente distintos a Estados Unidos y, como era de esperarse, buscar la expansión de cupos para pasar de 12 a 16 participantes. Siendo honesto con ustedes, detesto esos torneos en donde clasifican mejores terceros a las fases de eliminación directa, ya que propicia que conjuntos sumamente mediocres sigan en batalla, por lo cual la idea de más selecciones la veo con buenos ojos más allá del bajísimo nivel de competencia. Respecto a las múltiples sedes, bueno, es algo que está muy de moda entre candidatos electos por allí, pero será difícil encontrar sedes en esta confederación capacitadas al nivel de Norteamérica.
  2. Mundial 2026: consistiría en solicitar la candidatura a FIFA para que CONCACAF pueda aspirar a tener una Copa del Mundo dentro de diez años, siendo sedes compartidas entre Estados Unidos, México y Canadá. Estoy seguro de que todos los que están leyendo este texto desean tener un evento de tal magnitud tan cerca y no tan absurdamente caro como lo fue Brasil, así que claramente es una propuesta llamativa. Ahora bien, el tema de compartir sedes entre los tres únicos países de la región que podrían albergar este torneo es un tema que será motivo de discusión por mucho tiempo, ya que voces autorizadas para emitir comentarios al respecto no verían el compartir sede como algo tan viable. Amanecerá y veremos.
  3. Cruces en la Concachampions: mejorar el formato de eliminaciones para hacerlo más atractivo al público no partidario del monopolio que el fútbol mexicano tiene sobre este torneo. Bueno, a mi entender, la única forma de que cambie el panorama respecto a la competitividad de este certamen es que excluyan a todos los equipos de Liga MX o que los obliguen a usar plantillas sub-23/sub-21. No nos engañemos, los demás estamos a años luz de ellos en cuanto a liga se refiere y eso va a seguir así por mucho, mucho tiempo.
  4. Mundial juvenil: básicamente sería el mismo plan que se tiene en mente para el 2026, con la única diferencia de que las sedes compartidas tendrían posiblemente otros nombres distintos a los de Norteamérica. La organización de esta clase de mundiales es mucho menos compleja que la de uno mayor evidentemente, pero algo cierto es que la taquilla de estos eventos es muy distinta, algo que vivió en carne propia Turquía por diversas razones en el 2013. Reitero lo mismo de arriba, amanecerá y veremos.
  5. Modelo Copa Libertadores: existe la intención de utilizar el formato de la Copa Libertadores en la Concachampions para darle más exposición y brindar mayores posibilidades a equipos chicos de estar en la cita. De todas las propuestas, esta es la que me hace lanzar carcajadas de sarcasmo y tristeza al aire; que clasifique un solo equipo en una fase de grupos está muy mal ciertamente, pero si ya se conoce el nivel futbolístico del área, cambiar el sistema sólo será prolongar la pesadilla mucho, mucho más y de forma innecesaria, porque todos sabemos quienes llegarán a las instancias finales. Cuando se habla de formato Libertadores también me pongo a pensar en sus fases de eliminación directa, donde al llegar cuartos de final o semis, se detiene todo hasta la siguiente temporada. Si se imita esto... vaya dolor de cabeza.
Propuestas sumamente politicas, de las cuales algunas apelan a buenas intenciones en búsqueda de la extensión de beneficios que ofrece el fútbol a todos o a la mayoría. El problema está en que estamos hablando de una confederación que lleva la corrupción en su ADN, por lo cual, al menos para este servidor, se hace imposible no generar opiniones apegadas a un espíritu negativo, más si se toma en cuenta que todos los beneficios para los países se traducen en votos, los cuales pueden ser utilizados de maneras no necesariamente adecuadas. Hemos de darle tiempo a Montagliani.
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