No les voy a mentir; de las dos llaves semifinales que nos ha presentado la Champions League, esta es la que más emociones y expectativas me genera, principalmente por la incapacidad de siquiera esperar qué o cómo se desarrollará y terminará. Esa sensación de desconocimiento es la que amarra a quienes de alguna forma u otra amamos este deporte.
El Vicente Calderón está preparado para recibir un verdadero duelo de titanes, donde Atlético y Bayern procurarán encaminar de alguna forma u otra una eliminatoria, tarea sumamente complicada la cual representa, a mi modo de entender este deporte, el reto más complicado de toda la temporada para ambos estrategas, los cuales plantearán un partido que roce la perfección, cada uno con la interpretación que le de a ese término claro está.
Tras eliminar al Campeón de la edición pasada, las ilusiones por volver a llegar a una final son altas. El sinsabor que representó perder la oportunidad de ser campeones de Europa con aquel gol de Sergio Ramos en Lisboa hoy por hoy sólo se presenta como una motivación adicional para hacerse con el título, aunque tienen claro que no será fácil. La ausencia de Diego Godín será bastante sensible por la calidad y el sello personal que el mismo le aporta al duro juego que impone Simeone, pero de todas formas, contar de vuelta con José María Giménez, junto Stefan Savic y al sorprendente juvenil Lucas Hernández, le simplifican los dolores de cabeza al estratega argentino.
Allí la clave de puntual de lo que puede ser el éxito o el fracaso. Ante el conjunto catalán la estrategia fue la mejor amiga del Atleti, principalmente con el marcaje de dos/tres sobre los extremos desequilibrantes así como alguno de los centrocampistas con distribución de balón; forzar el recibimiento de la esférica de espaldas a la portería le permitió a este conjunto ganar metros y principalmente segundos para reordenar sus líneas y salir con criterio a buscar los espacios que permitan el gol. Durante la temporada la falta del gol les pesó demasiado a los de la capital de España, pero en el último mes han podido olvidar esto gracias a la mancuerna que han establecido Koke y Fernando Torres, quienes viven un momento incomparable y pueden romper cualquier defensa a punta de técnica aunada a fortaleza.
Aquel regate que dejó en el suelo a Jerome Boateng en el Camp Nou representó hasta cierto punto la debacle de una defensa que parecía no tener objeción alguna entre los grandes rivales. Esa caída y la mirada del desolación del futbolista germano-ghanés fue la enésima vez en la que se encaminaba una semifinal en contra del Bayern cuando siempre a inicios de temporada se le daba como el gran ganador; además de la muestra de contundencia y grandeza por parte de los rivales de turno, las lesiones en la última zaga se volvieron comunes para todas las segundas mitades de temporada, lo cual desafortunadamente resentían en la instancia decisiva de la campaña. Sin ser la diferencia este año, la defensa sigue sin mostrar capacidades amplias y deja ante los ojos de todos una muy pobre versión de David Alaba jugando como central, viendo un decrecimiento en su juego al ocupar esa posición, lejos de cuando en sus años (más) mozos trabajaba con solvencia en la seguridad de despeje y salida con balón a ras de suelo.
Esto lo resuelven con un poderío ofensivo simplemente increíble. Robert Lewandowski es un futbolista que no sólo aporta goles y su fineza a la hora de jugar, además se constituye como un punto de referencia dualista, ya que lo es tanto para sus compañeros como para el rival de turno; trabajar de espaldas a portería y señalando el camino para una pared letal o un balón al hueco, así como servir de señuelo para romper marcaciones en zona, lo hacen el futbolista a seguir sin lugar a dudas. En el centro del campo, el aporte que viene haciendo con frecuencia Arturo Vidal para con sus compañeros de bandas, caso Douglas Costa o Ribéry, es vital, ya que se une a Xabi Alonso en la misión de llevar el balón a línea final, inclusive dentro del área chica, para hacer que la afición del Allianz Arena reviente.
Será un duelo extremadamente complicado para ambas escuadras, en donde la estrategia que tenga cada técnico será decisiva en la búsqueda/clausura de espacios reducidos, así como en el poderío que puedan presentar a la hora de llevar una carga ofensiva considerable. Para salir airosos de este partido de ida, ambos clubes deberán buscar la perfección.
Suspiro a suspiro
Dos temporadas después, el Atleti se vuelve a meter entre los cuatro mejores equipos de Europa con aspiraciones legítimas a llevarse el título. A estas alturas de la vida y con los años que tiene Diego Pablo Simeone en el banquillo de los colchoneros, se hace inútil molestarse si ese conservador estilo de juego que muchos consideramos mezquino para con el espectáculo se da, lo único que legítimamente se puede hacer es entenderlo, respetarlo y sobre todo, tomar apuntes.Tras eliminar al Campeón de la edición pasada, las ilusiones por volver a llegar a una final son altas. El sinsabor que representó perder la oportunidad de ser campeones de Europa con aquel gol de Sergio Ramos en Lisboa hoy por hoy sólo se presenta como una motivación adicional para hacerse con el título, aunque tienen claro que no será fácil. La ausencia de Diego Godín será bastante sensible por la calidad y el sello personal que el mismo le aporta al duro juego que impone Simeone, pero de todas formas, contar de vuelta con José María Giménez, junto Stefan Savic y al sorprendente juvenil Lucas Hernández, le simplifican los dolores de cabeza al estratega argentino.
Allí la clave de puntual de lo que puede ser el éxito o el fracaso. Ante el conjunto catalán la estrategia fue la mejor amiga del Atleti, principalmente con el marcaje de dos/tres sobre los extremos desequilibrantes así como alguno de los centrocampistas con distribución de balón; forzar el recibimiento de la esférica de espaldas a la portería le permitió a este conjunto ganar metros y principalmente segundos para reordenar sus líneas y salir con criterio a buscar los espacios que permitan el gol. Durante la temporada la falta del gol les pesó demasiado a los de la capital de España, pero en el último mes han podido olvidar esto gracias a la mancuerna que han establecido Koke y Fernando Torres, quienes viven un momento incomparable y pueden romper cualquier defensa a punta de técnica aunada a fortaleza.
La última revancha
Con más tranquilidad de lo que reflejaron los marcadores, el gigante alemán despachó al Benfica en la ronda anterior y llega a esta instancia con la clara misión de avanzar a la final. Más que un objetivo propio de un equipo de tal tamaño, se presenta casi como una obligación tras tres temporadas bajo el mando de Pep Guardiola donde, a pesar de lograr todo a nivel local, las eliminaciones en semifinales de Champions han sabido como profundos tragos amargos. En la temporada en la que el técnico español dirá adiós a la institución, quiere irse por la puerta grande.Aquel regate que dejó en el suelo a Jerome Boateng en el Camp Nou representó hasta cierto punto la debacle de una defensa que parecía no tener objeción alguna entre los grandes rivales. Esa caída y la mirada del desolación del futbolista germano-ghanés fue la enésima vez en la que se encaminaba una semifinal en contra del Bayern cuando siempre a inicios de temporada se le daba como el gran ganador; además de la muestra de contundencia y grandeza por parte de los rivales de turno, las lesiones en la última zaga se volvieron comunes para todas las segundas mitades de temporada, lo cual desafortunadamente resentían en la instancia decisiva de la campaña. Sin ser la diferencia este año, la defensa sigue sin mostrar capacidades amplias y deja ante los ojos de todos una muy pobre versión de David Alaba jugando como central, viendo un decrecimiento en su juego al ocupar esa posición, lejos de cuando en sus años (más) mozos trabajaba con solvencia en la seguridad de despeje y salida con balón a ras de suelo.
Esto lo resuelven con un poderío ofensivo simplemente increíble. Robert Lewandowski es un futbolista que no sólo aporta goles y su fineza a la hora de jugar, además se constituye como un punto de referencia dualista, ya que lo es tanto para sus compañeros como para el rival de turno; trabajar de espaldas a portería y señalando el camino para una pared letal o un balón al hueco, así como servir de señuelo para romper marcaciones en zona, lo hacen el futbolista a seguir sin lugar a dudas. En el centro del campo, el aporte que viene haciendo con frecuencia Arturo Vidal para con sus compañeros de bandas, caso Douglas Costa o Ribéry, es vital, ya que se une a Xabi Alonso en la misión de llevar el balón a línea final, inclusive dentro del área chica, para hacer que la afición del Allianz Arena reviente.
Será un duelo extremadamente complicado para ambas escuadras, en donde la estrategia que tenga cada técnico será decisiva en la búsqueda/clausura de espacios reducidos, así como en el poderío que puedan presentar a la hora de llevar una carga ofensiva considerable. Para salir airosos de este partido de ida, ambos clubes deberán buscar la perfección.