Tráfico


Para el que vive en esta hermosa nación no es de sorprenderse el tráfico que se fomenta los viernes, pero no por ser costumbre quiere decir que se vuelva ameno. Cuando estás entrando a la Fernández de Córdoba rumbo al trabajo una hora antes, la fila no se mueve y a los 50 minutos de estar parado recuerdas que sólo en Panamá tenemos la suerte de tener un concierto y un partido... Un viernes...

Esa misma sensación que ustedes tenían cuando estaban sentados en su auto ayer a las 5:15 pm cuando salían por Calle 50, Transítmica u otra parte también la experimenté. No me consuela el hecho de compartir esas emociones claro está, pero igualmente te da tiempo para asomarte por la ventana y escuchar la euforia de una ciudad en un día claramente anormal.

Caída la noche ya las calles estaban casi vacías, pero algunos tipos de establecimientos estaban abarrotados, las razones: había partido. Previo al mismo compartíamos impresiones de lo que era necesario buscar de ambas selecciones, utilizando este compromiso sin mayor trascendencia como un examen para intentar variantes o asegurar ideas, dos ideas que pasaron por la mente de ambos entrenadores, cada uno con el libro opuesto al del otro.

La primera jugada puede llegar a ser la decisiva.

Ambos equipos presentaban alineaciones estelares; la de Panamá que sale de memoria, mientras que Uruguay con variantes obligadas arriba tras la imposibilidad de no poder alinear a Suárez y Cavani, ambos suspendidos tras recordados incidentes este y el año pasado. El partido arrancaba y el conjunto local era el que salía con la primera propuesta ofensiva. La primera jugada puede llegar a ser la decisiva si se tienen las condiciones ideales.

El partido se fue desarrollando acorde lo esperado, con ambas selecciones enfrentando dificultades para generar jugadas puntuales de cara a la portería rival, valiéndose esencialmente de juego por las bandas. La igualdad de ideas tendrían variantes de un equipo a otro por elementos que al compararlos, claramente demuestran diferencias en resultados.

Panamá expuso las dificultades de siempre, como es el juego aéreo, donde los uruguayos, ciertamente expertos en este aspecto con sus centrales Godín y Giménez como referentes de esto, superaron en todo momento a los locales; otra irrefutable deficiencia se encontró en el centro del campo, donde nunca hubo una regular circulación de la pelota, con Gavilán en la interminable discusión de su titularidad y Godoy, que continúa mostrando una buena progresión en su juego, que más allá de crecer en lo deportivo/posicional en sí, va tomando fuerza como una figura importante por lo que aporta.

Uruguay dominó el juego aéreo a placer. En el centro del campo Gavilán sigue fomentando el debate de su titularidad y Godoy va tomando más protagonismo.

La nota más alta para el combinado local sin lugar a dudas fue Armando Cooper, que lo intentó en todo momento y como en la Copa Oro, se volvió el único referente de generación futbolística para un equipo que depende mucho de los desbordes. Adelante Blas aportó mucho al juego sin balón, pero es difícil trabajar cuando la defensa rival se anticipa con mucha fineza, actitud lógica y de esperarse por los dirigidos por Washington Tabárez.

Uruguay es muy señalado, y con justa razón, de ser un equipo que con el tiempo se ha quedado limitado en cuanto a ideas ofensivas, a tal punto de encontrar partidos donde la carga ofensiva del equipo es nula. Ciertamente mostraron un dominio del partido, pero como en partidos de mayor calibre, le costó mucho el poder generar ocasiones que viniesen desde el centro del campo, que a pesar de ser una vía de paso accesible por las dificultades que volvieron a mostrar la pareja de contenciones panameña, demostraba más comodidad desbordando por los costados, buscando explotar al máximo su juego aéreo.

Uruguay prefirió desbordar por los costados a generar algo por el medio, donde tuvo ciertas facilidades durante el compromiso. Superior al final de los 90 minutos, pero limitado de ideas igualmente.

Sería el técnico charrúa el que agarraría la idea de hacer múltiples variantes, pero recordando a una plantilla tan unida como la celeste, no es del todo correcto asegurar que había una gran experimentación por parte del veterano entrenador. Arriba hubo una mejoría cuando ingresó a la cancha Jonathan Rodríguez, de quien habíamos hablado previo al compromiso, que acompañaba mejor a un Christian Stuani que tuvo ciertas dificultades con Román Torres, que como de costumbre, es el más metido en partido.

Atendiendo a las jugadas por las bandas, la derecha terminó originando una clara ocasión de peligro que moriría con un taconazo de Stuani y que, posteriormente, generaría la jugada del gol tras la aproximación por ese costado y salida de Calderón, dejando una pelota que sería puesta nuevamente en el centro para el tanto de cabeza del ahora delantero de la segunda división inglesa.

El visitante con toda justicia se hace con la victoria en este fogueo de preparación ante una selección panameña que se puede ir satisfecha tras encontrar un exámen que le permitiese mantener una medida de a lo que se quiere alcanzar. Las falencias de siempre están a la orden del día, que necesitan ser revisados con mucha seriedad de cara a la eliminatoria.

A pesar de ello, se pudo haber rescatado un mejor resultado al menos, pero cada vez que había una posibilidad de jugada, salvo algunas que sí hicieron suspirar al estadio, se atascaban por la cantidad de jugadores uruguayos que impedían el paso. Sin poder pasar y generar más jugadas importantes en lapsos del partido, la selección sintió lo mismo que nosotros al estar en el tráfico de una ciudad convulsionada por ellos.
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