En círculos


Es muy difícil hablar de un partido en el que realmente las sensaciones que quedan son malas, principalmente por la cancha que fue un verdadero desastre, pero sea como sea las imágenes que van quedando permiten comentarios más allá de los 90 minutos.

Por primera vez en más de cuatro años estas dos selecciones no se habían visto las caras. El momento parecía adecuado para ambos, donde ambas selecciones con irrefutables crecimientos buscaban alivianar un poco los malos resultados sacados recientemente. Dos entrenadores con retos difíciles por delante debían aspirar a lo mejor de las capacidades de sus selecciones. 

La cancha en Puerto Ordaz sentó el ritmo definitivo del compromiso, donde se hizo evidentemente perjudicial para ambas escuadras, ya que el balón en sí tenía dificultades para rodar. El espectáculo se redujo de manera sustancial, que al final dejó muy claro el ritmo con el cual se llevarían las cosas, donde se evidencia la falta de entusiasmo del conjunto panameño en hacer un esfuerzo mayor, sobre todo cuando el gol de la ventaja llegaba de manera prácticamente circunstancial.

Más allá de el concepto de un partido de preparación, el transcurrir de los minutos no daba un panorama parecido a la esencia del compromiso. Después del gol inicial, el Bolillo prefirió calmar las cosas, poner a prueba las capacidades ofensivas venezolanas contra la pasividad canalera.

De una, de otra, otra y otra manera el conjunto local lo buscaría, entendiendo la presión que había significado ya el haber perdido contra Honduras en días anteriores y de manera contundente. Para el equipo de Sanvicente mejorar los resultados no era una opción, sino una obligación por la cercanía del arranque de las eliminatorias.

Mucho roce y poco, escaso fútbol de ida y vuelta entre selecciones, dando como resultado un compromiso tan gris que honestamente se dificulta mucho el comentario táctico/analítico.

Más allá de todo, y del gol de Salomón Rondón en los últimos instantes del partido (para variar) hay un aspecto interesante de Panamá de cara a las eliminatorias. El entrenador Gómez ha dejado a entrever los partidos que va disputando con Panamá su interés en el juego a balón parado, definitorio muchas veces; aspecto que he de reconocer se han presentado mejorías y era muy necesario.

Sin embargo, me encuentro reacio a la postura de buscar resultados para apaciguar las aguas de la crítica y demás personajes del fútbol local, teniendo un efecto directo sobre la manera de juego, claramente coartando posibilidades de probar otras cosas con relación a táctica y variantes.

Encerrados en la intolerancia del cuestionamiento y de la abusiva exigencia si se enfoca desde la otra perspectiva, nunca se podrá salir de este círculo vicioso.

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