Cuatro caminos distintos se enfrentaban en las semifinales del torneo en Chile. La incapacidad de mostrar un espectáculo más acorde a la categoría del torneo ya era menos prioritario, ganar o ganar era el único resultado admisible, indiferentemente del favoritismo, en estos torneos cualquier cosa puede suceder.
Lo mejor de Sudamérica se iba a presentar en Santiago y Concepción, pensando en lo irónico y en cierta medida lamentable que suena eso luego de todo lo vivido en estas semanas. Sentarse a valorar el porqué del bajo nivel y las razones pueden ser muchas, pero algo que en definitiva no se puede poner en duda el profesionalismo de los jugadores, que a pesar de las frustraciones e incapacidades afrontaban el torneo.
Se hace inevitable igualmente el valorar lo visto en los cuartos de final, donde ciertamente hubo una constante de intensidad y ritmo, pero hubo detalles positivos que se llegaron a resaltar porque a simple vista se podían percibir. Los dos siguientes compromisos también arrojan conceptos muy puntuales de cara a la gran final.
Chile 2-1 Perú
Una semifinal muy esperada, donde el conjunto local, en base al fixture que había sido programado , partía como favorito ante la selección dirigida por Ricardo Gareca. Iniciado el compromiso, los peruanos tendrían complicaciones mayores debido a la expulsión de Carlos Zambrano tras una falta que ha generado opiniones muy encontradas.
El momento anímico evidentemente debía ser para el conjunto local, pero los pupilos de Sampaoli no encontrarían en la superioridad numérica esa ventaja para contrarrestar el trabajo de un equipo muy aplicado como el peruano, que con los minutos iba presionando las salidas y echando hacia atrás a la línea defensiva local, generando imprecisiones y ocasiones que Paolo Guerrero no podría llegar a tener de todo claras. No estaba siendo el partido tan esperado por la afición ni por el equipo.
Se abría el marcador en Santiago por medio de Eduardo Vargas cerca del final de la primera parte, calmando un poco las cosas en la cancha de cara al complemento. Lo que no se esperaban los locales era la convicción con la que habían salido los visitantes, nuevamente con la facilidad de recuperación en el medio y generando ocasiones rápidas, llegando a forzar un gol de propia puerta de Gary Medel. La justicia había llegado en el partido para quien tanto lo intentó, pero no duró mucho cuando Vargas hace un remate espectacular, gol propio de otro partido, que volvería a marcar la diferencia en el marcador y sería definitivo.
La oportunidad ahora está allí para Chile, pero deberá corregir con mucha prisa las falencias que el combinado peruano desnudó durante este compromiso, esencialmente con la defensa, la cual tendrá un trabajo muy pesado con el volumen ofensivo de Argentina si no vigilan bien sus espacios y los contenciones no ofrecen coberturas del todo seguras arriba. Los peruanos se van con la frente en alto tras hacer un torneo muy digno, de los que mejor impresión ha dejado en la Copa América.
Argentina 6-1 Paraguay
Los equipos que más cuestionamientos y opiniones generaban eran Argentina y Paraguay en la última semana, uno por el flojo trabajo mostrado a pesar de toda la calidad contenida en su plantilla; otro por haber eliminado a Brasil y por tener a un viejo zorro como Ramón Díaz en el banquillo, quien había sido bastante conservador con el estilo de juego guaraní, pero cuyo pragmatismo lo ha vuelto un arma muy letal.
Con intensidad se daba por iniciado el compromiso, donde el conjunto guaraní estaba provocando muchos problemas a las últimas líneas argentinas, dando mucho volumen de juego para desequilibrantes como Lucas Barrios, pero sin mayores éxitos en la misión de abrir el cerrojo en la portería de Sergio Romero. Cuando la albiceleste logró tomar un respiro dentro de la cancha, los dos primeros goles de la noche cayeron. Lucas si apareció, pero su tanto llegó muy cerca del final de la primera mitad, haciendo imposible explotar aún más el momento anímico.
Lo mejor de Sudamérica se iba a presentar en Santiago y Concepción, pensando en lo irónico y en cierta medida lamentable que suena eso luego de todo lo vivido en estas semanas. Sentarse a valorar el porqué del bajo nivel y las razones pueden ser muchas, pero algo que en definitiva no se puede poner en duda el profesionalismo de los jugadores, que a pesar de las frustraciones e incapacidades afrontaban el torneo.
Se hace inevitable igualmente el valorar lo visto en los cuartos de final, donde ciertamente hubo una constante de intensidad y ritmo, pero hubo detalles positivos que se llegaron a resaltar porque a simple vista se podían percibir. Los dos siguientes compromisos también arrojan conceptos muy puntuales de cara a la gran final.
Chile 2-1 Perú
Una semifinal muy esperada, donde el conjunto local, en base al fixture que había sido programado , partía como favorito ante la selección dirigida por Ricardo Gareca. Iniciado el compromiso, los peruanos tendrían complicaciones mayores debido a la expulsión de Carlos Zambrano tras una falta que ha generado opiniones muy encontradas.
El momento anímico evidentemente debía ser para el conjunto local, pero los pupilos de Sampaoli no encontrarían en la superioridad numérica esa ventaja para contrarrestar el trabajo de un equipo muy aplicado como el peruano, que con los minutos iba presionando las salidas y echando hacia atrás a la línea defensiva local, generando imprecisiones y ocasiones que Paolo Guerrero no podría llegar a tener de todo claras. No estaba siendo el partido tan esperado por la afición ni por el equipo.
Se abría el marcador en Santiago por medio de Eduardo Vargas cerca del final de la primera parte, calmando un poco las cosas en la cancha de cara al complemento. Lo que no se esperaban los locales era la convicción con la que habían salido los visitantes, nuevamente con la facilidad de recuperación en el medio y generando ocasiones rápidas, llegando a forzar un gol de propia puerta de Gary Medel. La justicia había llegado en el partido para quien tanto lo intentó, pero no duró mucho cuando Vargas hace un remate espectacular, gol propio de otro partido, que volvería a marcar la diferencia en el marcador y sería definitivo.
La oportunidad ahora está allí para Chile, pero deberá corregir con mucha prisa las falencias que el combinado peruano desnudó durante este compromiso, esencialmente con la defensa, la cual tendrá un trabajo muy pesado con el volumen ofensivo de Argentina si no vigilan bien sus espacios y los contenciones no ofrecen coberturas del todo seguras arriba. Los peruanos se van con la frente en alto tras hacer un torneo muy digno, de los que mejor impresión ha dejado en la Copa América.
Argentina 6-1 Paraguay
Los equipos que más cuestionamientos y opiniones generaban eran Argentina y Paraguay en la última semana, uno por el flojo trabajo mostrado a pesar de toda la calidad contenida en su plantilla; otro por haber eliminado a Brasil y por tener a un viejo zorro como Ramón Díaz en el banquillo, quien había sido bastante conservador con el estilo de juego guaraní, pero cuyo pragmatismo lo ha vuelto un arma muy letal.
Con intensidad se daba por iniciado el compromiso, donde el conjunto guaraní estaba provocando muchos problemas a las últimas líneas argentinas, dando mucho volumen de juego para desequilibrantes como Lucas Barrios, pero sin mayores éxitos en la misión de abrir el cerrojo en la portería de Sergio Romero. Cuando la albiceleste logró tomar un respiro dentro de la cancha, los dos primeros goles de la noche cayeron. Lucas si apareció, pero su tanto llegó muy cerca del final de la primera mitad, haciendo imposible explotar aún más el momento anímico.
Dos minutos después del arranque del complemento, Di María lograba el tercer tanto para Argentina, afectando evidentemente las circunstancias del compromiso. El afán paraguayo de buscar espacios terminaron inclinando la balanza para quien tenía el peso ofensivo, y a un inspirado Leo Messi que con tres asistencias y diversos chispazos de su categoría.
Seis goles marcaron el camino argentino a la gran final en Santiago, donde el conjunto local los espera, en un compromiso donde las cualidades ofensivas mostradas en estos partidos y los pasajes defensivos dejan mucho que pensar.
Deducir detalles en base a un solo partido es algo mas que irresponsable, pero en base a las circunstancias, donde el espectáculo ha sido el mayor ausente. Sin embargo, los dirigidos por Martino apuntan a la excelencia, una excelencia que deberá conseguirse en base a los suspiros soltados en los últimos compromisos y ante todo, las lecciones que evidentemente no han dejado de darse en el partido a partido.