Naranjas amargas

No es un secreto para nadie que la caótica temporada que vive el Valencia responde a la displicente gestión desde que la llave del reino está en manos de Peter Lim, quien funciona como otro ejemplo claro a estudiar al momento de plantearse lo que significa tener una directiva de un club viviendo desconectada por completo de la realidad del equipo y, peor aún, tanto de las necesidades como de las exigencias de la afición.

Con el contexto de ser antepenúltimo del campeonato, el conjunto Che recibió en Mestalla al Sevilla, otro equipo que ha sido una montaña rusa de rendimientos y decisiones directivas a lo largo de la temporada, pero con mejor margen de maniobra para lo que queda de competencia doméstica. Aún lejos del cierre de la temporada, un encuentro en casa supone apuntar a toda costa a sacar los tres puntos, o por lo menos hacer el esfuerzo para intentarlo; estuvo más cerca la visita de llevar peligro al área con Ocampos principalmente.

Rubén Baraja salió con un esquema buscando explotar la verticalidad de sus costados, sobre todo cuando sale de partida un lateral como Lato delante de Gayà por el costado izquierdo. Pese a las intenciones, los resultados no se estaban reflejando dentro de la cancha en la primera mitad; escasez de intensidad en algunas ocasiones y balones divididos que no dejaban mayor consecuencia para el desenlace del resultado. No fue hasta el segundo tiempo que, aparte de los goles, veríamos toda la amalgama de sucesos que no dejaron a nadie indiferente.

La igualdad se rompió en el marcador a diez minutos de empezado el complemento tras un balón parado que encontró en Loic Badé definidor de entre toda la confusión que se dio en el área chica con los rebotes de la jugada, habiendo una falta del propio autor del gol cuando intentaba desmarcarse tras el centro inicial. Ese baldazo de agua fría para los locales sería apenas el arranque de una serie de jugadas que les amargaría el encuentro.

Marcaba la hora disputada en el reloj cuando el Valencia se aproximaba al área con un centro desde la banda izquierda, el cual buscaba el control de Samu Castillejo dentro del área, pero se vio obstruida por la intervención de un Fernando que en el rebote luego de haber intervenido en el control del extremo che hizo contacto con el balón en el brazo derecho, que pese a estar separado del cuerpo en un movimiento antinatural para una defensa dentro del área el árbitro no dio por buena la posibilidad de una pena máxima. Jugada del partido sin dudas que más allá de injusticia o robo, deja muy en entredicho la poca claridad que se tiene con los criterios y el reglamento que especifica más circunstancias en las jugadas de lo que el público general piensa.

Aumentaría la ventaja el Sevilla al 75' tras una gran jugada por izquierda entre Montiel y Ocampos para descolocar a la defensa local. Gran habilitación del delantero para el Campeón del Mundo, que llegando a la línea de fondo hizo el pase de la muerte para Suso que venía entrando en la medialuna del área, rematando con potencia para sentenciar el partido. Pese a que luego hubo otra polémica por otra jugada de penal en favor de los valencianistas, esta vez corrigió con menor discusión tras ver que el contacto de Marcao se dio cuando la jugada no se perfilaba como expresa de gol.

Con Mendilibar en el banquillo los visitantes han ganado mucho en las jugadas a balón parado, consiguiendo destrabar un partido de esos en los que agobiarse no es una opción si quieres sobrevivir. El Valencia lo pagó muy caro, pero queda en el camino una conveniente seguidilla de encuentros directos con otros protagonistas del descenso, a los cuales hay obligación de ganar para evitar que los naranjeros cosechen frutos amargos de esta campaña.

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