La calma vs la tormenta

Recientemente hemos hablado de malas gestiones en este espacio, pero lo que está viviendo el Chelsea es digno del guión de una película dirigida por los hermanos Coen. Con todo ese contexto por delante, llegar hasta los cuartos de Champions tiene un mérito sumamente enorme. Aunque claro, si la suerte te depara al máximo ganador de la competencia -estando en un momento álgido de nivel- complicaban augurar sensaciones positivas de cara a esta instancia del torneo.

Y efectivamente el encuentro de ida fue de un solo lado; el Real Madrid llevó la voz cantante durante los 90 minutos del encuentro pese a que con el repliegue presentado por Frank Lampard -el cuarto entrenador en los banquillos blues esta temporada- lograron llevar peligro a la portería de Courtois gracias a los balones al espacio que los extremos del Chelsea pudieron gestionar bien hasta el último remate. Para este encuentro de vuelta con una desventaja de dos goles, los ingleses sabiendo que era una tarea sumamente complicada, tenían una oportunidad en casa de hacerse grande en el torneo que exige excelencia en cada minuto que disputas.

El último toque

Stamford Bridge durante 45 minutos lo vio posible. El conjunto local siguiendo con su línea de tres defensas y dos laterales de profundidad lograba poner en jaque a la zaga defensiva de los merengues gracias a la verticalidad por esos costados así como a las habituales incorporaciones de Kanté, pero padeciendo de una muy mala fortuna a la hora de definir. Fueron muchas más intervenciones de Carvajal, Militao y sobre todo del guardameta belga que las que uno pudiese esperar para como se presentaba el encuentro en la previa.

Una de las principales variantes por las que apostó Lampard de cara a este encuentro había sido la titularidad de Conor Gallager, quien descolgado detrás de Havertz en ataque logró tener protagonismo con balón en posesión en el último tercio, pero que al momento de dar el último pase o el remate evidenció lo grande que le estaba quedando el partido. Con todo esto los locales siguieron llevando peligro al arco de Courtois, quien inclusive tuvo una atajada clave ante un remate de Cucurella, muy zurdo para lo que exigía la ocasión.

Aunque las sensaciones sugerían que el Chelsea debió sacar algo de rédito en la primera parte, el Madrid tampoco se quedaba atrás. Vinícius en su permanente duelo con Reece James por la banda supo tener profundidad, aunque no tanto como Valverde por el costado derecho, que propició ocasiones para que el marcador también se moviese. A falta de buena definición por parte de ambos, el complemento todavía tenía mucho que decir.

Se impuso la calma

El que no los hace, los ve hacer. A los 58 minutos Militao lanzó un balón en largo a la banda derecha, donde Rodrygo se impuso en el primer toque a Chalobah para llegar hasta línea de fondo, enviando un balón que se paseó por toda el área chica local hasta encontrar a Vinícius, quien generosamente devolvió el balón a quien había hecho el desborde para que este después del control definiese frente a la portería para poner el primer clavo oficial del ataúd para los ingleses.

Luego del gol el partido se volvió un ida y vuelta en las áreas, alguna ocasión con más peligro real que otra. Un Chelsea volcado al empate para volver a entrar en partido se mostraba cada vez más frustrado por la falta de calidad en el último toque, algo que no puedes permitirse ante un equipo como el Real Madrid. Al 80' llegó el gol definitivo tras una contra orquestada por Vini en banda izquierda, quien llegando hasta el área chica consiguió habilitar a Valverde que venía entrando por el medio, haciendo buen uso de su regate dejó el banquete listo para el disfrute de Rodrygo, quien anotaba el segundo tanto del partido ante la mirada de impotencia de Thiago Silva.

Ante una grada que se empezó a vaciar tras el 0-4 del global, el conjunto blanco aseguró su participación número 11 de las últimas 13 semifinales de Champions. El Chelsea se mostró como un equipo competitivo a pesar de las negativas sensaciones previas a estos dos encuentros, pero solo con intenciones no se puede seguir avanzando en un torneo de este calibre. La calma del cuadro español fue suficiente para hundir más a un equipo que inconsolable ve cómo la tormenta en la que se encuentra sumido esta campaña está aún lejos de terminar.

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