Hay dos tipos de personas en este mundo: a los que les caen bien los gringos y a los que no. Tan sencillo como eso. Lo cierto es que por más discursos a favor y en contra de los mismos nadie puede negar el peso que su cultura tiene sobre todos nosotros, principalmente en un país como este. Antes que salga algún desubicado a querer cuestionar esto, se hace necesario que hagas un examen superficial de ti mismo con un par de preguntas básicas como el tipo de ropa que llevas puesta en este preciso instante y los artistas que tienes como favoritos de música.
Ahora que aceptas no estás vestido en taparrabos, no te llamas Nele Kantule y tu artista favorito en definitiva no es Audri Yala, podemos remarcar el hecho que la influencia norteamericana es enorme en nosotros. En pocos aspectos de la vida cotidiana los gringos se han quedado atrás en ser nuestras principales referencias, como el fútbol siendo uno de los ejemplos más tangibles en esto. Desde los años 70 el país de las barras y las estrellas tuvieron movimientos en pos del crecimiento de un deporte que habían entendido era más redituable que cualquier otra cosa que pudiesen tener dentro de sus límites territoriales, pero más allá de los Pelé, Cruyff o Beckenbauer que pasaron por allí nunca dejó de ser un espectáculo momentáneo.
Lograron reencaminar el rumbo con la creación de fuerzas básicas, posicionamiento de jugadores gracias a sponsors que fueron creyendo en la visión norteamericana, instalaciones con poco que envidiarle al viejo continente y, por supuesto, una nueva escala/base salarial. La MLS lleva un buen par de años funcionando, pero puntuales son los momentos en que se puede destacar una escalada dentro del mundo fútbol. Emigrar a esta liga se ha convertido en una opción real para jugadores no necesariamente cerca del retiro, como en su momento lo fue al ser parte de una de las ligas exóticas.
En términos generales esta liga es un verdadero éxito. Con un esquema organizativo envidiable por el resto del continente me atrevería a decir, encontrar constancia dentro de esta competición le asegura al deportista ingresos importantes y un grado de exposición interesante con el mercado latino como principal frente. Desde el fenómeno David Beckham es indudable que cambiaron las cosas de forma sustancial allí, buscando siempre como idea estandarte la cacería del interés del viejo continente, teniendo al aficionado inglés como objetivo que sirva de punta de lanza. Muchos piensan que demoró bastante la liga en apuntar hacia un salto como este.
Lograron reencaminar el rumbo con la creación de fuerzas básicas, posicionamiento de jugadores gracias a sponsors que fueron creyendo en la visión norteamericana, instalaciones con poco que envidiarle al viejo continente y, por supuesto, una nueva escala/base salarial. La MLS lleva un buen par de años funcionando, pero puntuales son los momentos en que se puede destacar una escalada dentro del mundo fútbol. Emigrar a esta liga se ha convertido en una opción real para jugadores no necesariamente cerca del retiro, como en su momento lo fue al ser parte de una de las ligas exóticas.
En términos generales esta liga es un verdadero éxito. Con un esquema organizativo envidiable por el resto del continente me atrevería a decir, encontrar constancia dentro de esta competición le asegura al deportista ingresos importantes y un grado de exposición interesante con el mercado latino como principal frente. Desde el fenómeno David Beckham es indudable que cambiaron las cosas de forma sustancial allí, buscando siempre como idea estandarte la cacería del interés del viejo continente, teniendo al aficionado inglés como objetivo que sirva de punta de lanza. Muchos piensan que demoró bastante la liga en apuntar hacia un salto como este.
Pero ha sido difícil venderle la idea al 100% a los creadores del juego, y no es para menos. ¿Alguno de los que me lee ha visto más de cinco juegos de la temporada del fútbol norteamericano? Como lo más probable es que la respuesta sea no, bueno, te invito a hacerlo. Para el público que va al estadio es una gran satisfacción ir y ver una lluvia de tantos, porque al final del día goles son amores. Sin embargo, al ver los mismos queda en evidencia las deficiencias de las zagas finales de estos equipos así como de las del mediocampo... y el ataque. En resumidas cuentas, el nivel del fútbol deja demasiado que desear cuando se pone en contexto con lo que se vende.
La exagerada diferencia de nivel entre Sebastian Giovinco o Nicolás Lodeiro respecto al resto de la liga no significa que sean jugadores 'diferentes' dentro del sentido que tiene ese concepto en este deporte, sino que deja en evidencia la pobre performance del grueso de la competencia, la cual se hace muy sencilla para jugadores que han estado en otra clase de ligas. La apuesta por estos jugadores va dirigida a que más atletas de élite lleguen a la competencia para aumentar el nivel del torneo, aunque la verdad es que el efecto actual de la misma es reducir el nivel de quienes juegan en ella. Caso muy evidente de ello ha sido la selección de Estados Unidos, que verá la próxima Copa del Mundo desde casa.
Dejemos de engañar a la gente. La MLS es una competencia muy pobre deportivamente hablando, mucho más que mediocre. Esta liga es un ejemplo claro de lo que la publicidad y el dinero pueden hacer, puesto que se vende algo de mayor importancia futbolística para lo que en realidad es. ¿En algún momento despegará? Lo más probable es que sí, pero si nos mantenemos en el presente, nada que ver. Para un jugador joven se presenta como una muy buena ventana para recoger buen dinero, pero para el crecimiento de capacidades de cara a una competición de mayor envergadura representa una desventaja.
En Panamá deberíamos fijarnos en esto con más atención. Presumimos de tener jugadores de selección nacional en esta competencia como si fuese la gran cosa. Si se ponen en perspectiva factores como salario y calidad de vida en comparación con Centroamérica, sí es mejor, pero dentro de lo que nos compete sin temor a dudas me atrevo a decir que en el fútbol hondureño y tico hay mejor nivel colectivo. Pero como todo es espectáculo y dinero en estos días, la liga norteamericana sigue sumando adeptos. Más que parecer un torneo lleno de estrellas, está repleta de estrellados.
Dejemos de engañar a la gente. La MLS es una competencia muy pobre deportivamente hablando, mucho más que mediocre. Esta liga es un ejemplo claro de lo que la publicidad y el dinero pueden hacer, puesto que se vende algo de mayor importancia futbolística para lo que en realidad es. ¿En algún momento despegará? Lo más probable es que sí, pero si nos mantenemos en el presente, nada que ver. Para un jugador joven se presenta como una muy buena ventana para recoger buen dinero, pero para el crecimiento de capacidades de cara a una competición de mayor envergadura representa una desventaja.
En Panamá deberíamos fijarnos en esto con más atención. Presumimos de tener jugadores de selección nacional en esta competencia como si fuese la gran cosa. Si se ponen en perspectiva factores como salario y calidad de vida en comparación con Centroamérica, sí es mejor, pero dentro de lo que nos compete sin temor a dudas me atrevo a decir que en el fútbol hondureño y tico hay mejor nivel colectivo. Pero como todo es espectáculo y dinero en estos días, la liga norteamericana sigue sumando adeptos. Más que parecer un torneo lleno de estrellas, está repleta de estrellados.