Miércoles de fútbol. Pocas cosas pueden compararse con la sensación de ver un partido de semifinales de Champions League, esto por más que City y Madrid ofreciesen un espectáculo muy distante a las expectativas generadas, quedaba el compromiso de ida de la otra llave. Españoles y alemanes reflexionarían sobre lo que pudiese suceder en el engramado del Vicente Calderón, donde dos equipos con sustanciales diferencias de formas de jugar a la pelota medirían sus fuerzas en la primera parte de una novela de dos partes, la cual si prometía algo, era emoción.
Antes de continuar se hace elemental establecer el sentido en el cual se debe entender el concepto de novela para el texto en cuestión, siendo la referencia directa al subgénero literario derivado del género dramático. Usando una explicación más académica para el punto que quiero exponer, desarrollo el concepto con toda su amplitud:
Novela: narración en prosa, con personajes y situaciones reales o ficticios, que implica un conflicto y su desarrollo que se resuelve de una manera positiva o negativa.
Si algo, además de los lógicos textos, puede parecerse o identificarse de forma importante a la descripción arriba expuesta, sin duda debe ser un partido de fútbol. Esta primera parte de la novela se ha podido dividir en dos capítulos que reflejan fielmente lo que se dio sobre la cancha. Dos capítulos que tienen nombres propios, por lo que representaron y el enorme efecto que tuvieron sobre los planes de ambos estrategas. Una noche mágica de Champions no podía darse sin héroes.
El ambiente de euforia seguía intacto una vez iniciado el compromiso. Minutos de estudio e incertidumbre se veían en ambos equipos, siendo el visitante quien lógicamente tendría el control del balón pero sin la claridad necesaria para llegar con peligro a la portería de Oblak. Cuando transcurrían esos instantes inestables de partido, el mundo se detuvo en silencio para apreciar la jugada espectacular que hacía Saúl Ñíguez al 10' para poner el 1-0. Como todo un esquiador, el mediocampista hizo un slalom entre defensores visitantes para hacer una verdadera obra de arte, digna de un torneo como este y de la instancia correspondiente.
Una jugada que difícilmente volverá a hacer en su vida, pero que sin duda era la más importante de su carrera. El estadio y todos los colchoneros sintieron el éxtasis del triunfo a pesar de ser tan temprano en el reloj del partido, entendiendo que lo siguiente por venir sería una lucha al mejor estilo del Cholo. Los minutos consecuentes en el primer tiempo presenciaron un asedio mayor del Bayern y un oportuno sofoco del Atlético en cuanto a su táctica defensiva, teniendo en algunas partes que sufrir pero llevando las cosas con la claridad que esperaban. De esa forma, finalizaban 45 minutos.
La forma sistemática de marcaje que eliminó al Barcelona en cuartos de final lógicamente debía repetirse en este compromiso, la cuestión por averiguar era sobre quién o quienes sería. Leyendo de correcta manera las intenciones de Guardiola, los puntos protegidos férreamente fueron el centro de transición, el cual era la posición de Arturo Vidal y la banda izquierda de Douglas Costa, teniendo tanto éxito que forzó al brasilero a cambiarse de costado para la derecha en donde pasó prácticamente desapercibido por sus pobres centros lanzados. Aún así el Bayern era peligroso y en demasía, ya que a pesar de no tener una clara o difícil de controlar para el portero esloveno, la defensa se veía algo endeble, algo ciertamente producido por la ausencia de Diego Godín.
Pasaba el tiempo y los alemanes empezaban a desesperarse, porque las ideas se hacen cada vez más escasas y los espacios no se daban. La impotencia llenaba las mentes de los visitantes, quienes posiblemente no lo veían con claridad, pero en la figura de Augusto Fernández los madrileños habían encontrado ese eje de fuerza y creatividad para correr por todo el campo prácticamente a recuperar balones y habilitar en ocasiones escasas pero peligrosas, como lo fue el poste del Niño y porterior remate de Koke. El argentino que llegó en el invierno se estaba graduando como guerrero de este equipo en una noche de semifinal de Champions, poca cosa.
Llegó el pitido final ante la incredulidad del todopoderoso teutón y el éxtasis local. El primer episodio de esta novela había tenido un final feliz para los españoles que con creces volvieron a dar muestra de que con coraje también se puede jugar al fútbol. Hoy será el segundo episodio, el definitivo, en donde esperamos ver cuáles son los capítulos que definirán de una vez por todas a quien estará en Milán para luchar por la gloria.
I. Saúl
Los aficionados que se dieron cita al estadio recbieron a su equipo con el mensaje más simple pero profundo de afecto que el ser humano conoce: te amo. Ambiente único en una cancha que vería la llegada del coloso alemán, que por tercera temporada consecutiva llegaba a esta ronda, siendo un fracaso las eliminaciones de las dos ediciones anteriores. Ganar o ganar como únicas opciones, puesto que en una ronda tan delicada como ésta especular con la ventaja de ser visitante-local se hace insignificante por el calibre de rivales, situación que lamentablemente no todos entienden.El ambiente de euforia seguía intacto una vez iniciado el compromiso. Minutos de estudio e incertidumbre se veían en ambos equipos, siendo el visitante quien lógicamente tendría el control del balón pero sin la claridad necesaria para llegar con peligro a la portería de Oblak. Cuando transcurrían esos instantes inestables de partido, el mundo se detuvo en silencio para apreciar la jugada espectacular que hacía Saúl Ñíguez al 10' para poner el 1-0. Como todo un esquiador, el mediocampista hizo un slalom entre defensores visitantes para hacer una verdadera obra de arte, digna de un torneo como este y de la instancia correspondiente.
Una jugada que difícilmente volverá a hacer en su vida, pero que sin duda era la más importante de su carrera. El estadio y todos los colchoneros sintieron el éxtasis del triunfo a pesar de ser tan temprano en el reloj del partido, entendiendo que lo siguiente por venir sería una lucha al mejor estilo del Cholo. Los minutos consecuentes en el primer tiempo presenciaron un asedio mayor del Bayern y un oportuno sofoco del Atlético en cuanto a su táctica defensiva, teniendo en algunas partes que sufrir pero llevando las cosas con la claridad que esperaban. De esa forma, finalizaban 45 minutos.
II. Augusto
Iniciaba el complemento con una idea clara para todos: los alemanes no iban a permitir que las cosas terminasen así, o por lo menos procurarían que no sucediese tal cosa. Para quienes no gustamos del estilo del juego conservador del estratega argentino, una tortura visual iba a ser para el espectáculo este complemento, pero de cara a lo táctico iba a ser interesante el poder estudiar lo que se traía entre manos la escuadra apoyada por los miles de presentes en el Vicente Calderón, los cuales quieren de hace mucho una Champions en sus vitrinas.La forma sistemática de marcaje que eliminó al Barcelona en cuartos de final lógicamente debía repetirse en este compromiso, la cuestión por averiguar era sobre quién o quienes sería. Leyendo de correcta manera las intenciones de Guardiola, los puntos protegidos férreamente fueron el centro de transición, el cual era la posición de Arturo Vidal y la banda izquierda de Douglas Costa, teniendo tanto éxito que forzó al brasilero a cambiarse de costado para la derecha en donde pasó prácticamente desapercibido por sus pobres centros lanzados. Aún así el Bayern era peligroso y en demasía, ya que a pesar de no tener una clara o difícil de controlar para el portero esloveno, la defensa se veía algo endeble, algo ciertamente producido por la ausencia de Diego Godín.
Pasaba el tiempo y los alemanes empezaban a desesperarse, porque las ideas se hacen cada vez más escasas y los espacios no se daban. La impotencia llenaba las mentes de los visitantes, quienes posiblemente no lo veían con claridad, pero en la figura de Augusto Fernández los madrileños habían encontrado ese eje de fuerza y creatividad para correr por todo el campo prácticamente a recuperar balones y habilitar en ocasiones escasas pero peligrosas, como lo fue el poste del Niño y porterior remate de Koke. El argentino que llegó en el invierno se estaba graduando como guerrero de este equipo en una noche de semifinal de Champions, poca cosa.
Llegó el pitido final ante la incredulidad del todopoderoso teutón y el éxtasis local. El primer episodio de esta novela había tenido un final feliz para los españoles que con creces volvieron a dar muestra de que con coraje también se puede jugar al fútbol. Hoy será el segundo episodio, el definitivo, en donde esperamos ver cuáles son los capítulos que definirán de una vez por todas a quien estará en Milán para luchar por la gloria.