Capitalizando ideas


El espectáculo para este martes de Champions recaía, a criterio de este servidor, en dos compromisos puntuales: Leverkusen-Roma y Arsenal-Bayern. Por motivos lógicos preferí sentarme a observar las acciones de lo que sucedía en Londres; dos equipos con muchos argumentos futbolísticos en cuanto a estilo de juego y circulación de la esférica en general.

Claramente el conjunto alemán era ampliamente favorito, algo que hasta su servidor había dejado claro en la edición anterior del programa radial en el que labora. Sea como sea, siempre es importante recordar antecedentes recientes y una victoria de los Gunners en Alemania hace algún poco tiempo atrás dejaba muchas expectativas.

Arrancaba el partido y como era de esperarse, los pupilos de Guardiola tomaban la pelota y la intención ofensiva desde la banda izquierda principalmente, con Douglas Costa como principal eje desequilibrante, el cual se convirtió en una verdadera pesadilla para Bellerín que cubría ese sector. Transcurrían los minutos y el dominio visitante en cuanto a formación de juego era evidente, nada inusual, pero lo que pareció curioso fue el hecho de que el Arsenal en ningún momento buscaba ejercer presión alguna. Estaba quedando muy clara la idea futbolística de Wenger: el contragolpe.

Wenger renunció al fútbol habitual de su equipo para salir al contragolpe. Bingo.

Dos líneas de jugadores paralelas locales se plasmaba sobre el engramado del Emirates. Ofuscar los intentos de aproximaciones del conjunto visitante era la verdadera prioridad para el estratega francés, procurando siempre encontrar los resquicios mínimos como para hacer daño en las ocasiones que se fuesen presentando.

Ese conservador estilo de juego,a pesar de evidenciar la superioridad del rival, fue complicando en gran medida a los teutones, ya que por lapsos importantes del ambos tiempos ese estilo defensivo hacía recular con el balón hasta las piernas de Neuer o Alaba, y cuando se disponían a abrir terreno, las líneas defensivas locales estaban más y más cerca.

La presión se fue traduciendo en ocasiones importantes para el local, que a pesar de ser menos que las del visitante, acarreaban mucho peligro, como aquella jugada de Walcott que terminó con una postal inolvidable del portero alemán. Parecía complicado antes del partido, pero los ingleses estaban frustrando muchos las ideas del Bayern.

Guardiola no pudo descifrar el cerrojo de Wenger, ni siquiera con los cambios que poco o nada pudieron aportar a la causa bávara.

No fue hasta un error puntual de Neuer en el que cayó el primer gol del partido, mientras que el segundo fue en los instantes finales con un fallo puntual de la defensa que permitió un centro para que dentro del área un remate sentenciara las acciones.

Una mezcla de vicisitudes en la cohesión y contundencia del Bayern aportaron significativamente en el resultado, pero sería mezquino desacreditar la labor táctica, mas no técnica, del Arsenal. Wenger encontró la clave para la primera victoria en Champions de su equipo capitalizando las ideas. Con esto, este grupo se pone más que interesante para los compromisos de vuelta.
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