Apagar los incendios


Desde la conferencia de prensa se veía la importancia del encuentro. Gregory van der Wiel dejó claro que el único antecedente de su rival para el viernes era una fuerte y popular parodia de un periodista, obviamente lejos de la realidad. Sí, era muy importante para los futbolistas neerlandeses este partido.

La ArenA, Kazajstán... Todo estaba indicando que veríamos uno de esos partidos sin trascendencia, en donde uno de los grandes europeos pasaría sin despeinarse ante uno de los equipos lamentablemente conocidos como de relleno. Pero bueno, es lo que hay y se debe acatar de tal manera.

El encuentro arrancaba en Ámsterdam dentro del libreto esperado: unos locales absurdamente superiores al visitante, el cual sólo aspiraba a no ser goleado. De aquí para allá, de allá para acá el balón, con Robben por derecha moviéndose, Afellay junto a Sneijder en el centro del campo aspirando a romper un enorme candado defensivo que parecía no iba a ceder ante absolutamente nada. Y así estaba pasando.

Córner. No para Holanda, sino para Kazajstán. Una jugada inesperada terminó brindándonos un gol inesperado, un gol que llegó de un grave error de marcación de Martins Indi sobre Abdulin, quien terminó hundiendo el balón al fondo de las redes. Sí, la sorpresa de la fecha pasaba por Ámsterdam en la noche del viernes europeo.

Ante este escenario poco probable, se podía apreciar la incredulidad de Cillessen y Sneijder, quienes estuvieron frente al trayecto del balón, el Amsterdam ArenA entero y de Jimmy Floyd Hasselbaink, que desde tierras británicas comentaba el juego.

¿Ya será momento de sacar los memes en holandés de Borat o es muy pronto?

Sin lujo o algo por el estilo Kazajstán se ponía adelante en el marcador, dando como resultado una versión explosiva pero demasiado inesperada de los locales, y claro, dos líneas de cinco defensores por parte de quien recién anotaba. En ese momento, el fútbol dijo adiós a la capital holandesa, él no tenía nada que ver con lo que estaba sucediendo en ese imponente engramado.

En la segunda mitad las cosas mantenían cierta igualdad, ya que era un conjunto de camisetas naranja tirando de todos los lados posibles hacia la barrera kazaja. La variación que quería Hiddink entonces no era de ideas, era de efectividad. Ni siquiera el incisivo Afellay podía romper al rival, frustrante para un futbolista que llevaba dos años esperando una nueva oportunidad en una selección a la cual todavía le debe.

Y entró Huntelaar. El Cazador entraba con hambre de gol a la cancha, en la que su presencia significaba un cambio de estrategia, ya que al salir De Jong entonces las variaciones presentadas en el medio del campo eran notables, principalmente con la movida de Blind desde la lateral izquierda. Los aires de la afición eran otros, sabían que tenían a alguien en quién confiar dentro del campo, se iba haciendo tiempo.

Un balón en profundidad le quedó a Van Persie, y en vez de buscar Huntelaar que estaba completamente solo en el centro del área prefirió pegarle. El delantero del Schalke 04 le gritó al Capitán por aquella acción, un acto inesperado pero justo ante quien veía su posición habitual en el once perjudicada. Seguía perdiendo Holanda.

Nombres y pesos, ambos, pero la discusión de la titularidad entre Huntelaar y Van Persie es un tópico que jamás terminará.

Muy cerca de los 70 minutos del encuentro cayó el empate. Huntelaar lo hizo. El pase de Ibi fue muy puntual para el espigado delantero, que pudo mover su cuerpo de tal manera que el portero Mokin no tenía nada que hacer en la acción. Se rompía la mala suerte local, así mismo toda la selección rival.

Una expulsión, un gol de Afellay y un penal dudoso convertido por Van Persie fueron parte del cierre del encuentro. Un encuentro que se fue diluyendo entre la superioridad local y el apático estilo de juego por parte de los ex-soviéticos.

Los dirigidos por Guus Hiddink todavía no encuentran el camino, necesitarán cambiar de estrategia y jugadores de cara a la Euro que en menos de dos años tendrá inicio. Deben ganar y convencer los leones, no esperar a que llegue un salvador a apagar los incendios.
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