El Milan se ha consagrado Campeón de la Supercopa de Italia a costa del Inter. Pocas cosas en la vida tienen mejor sabor que ganarle un título a tu más acérrimo rival, pero los rossoneri se han apañado para que el sabor a hiel sea mucho más desagradable para sus némesis.
Riad en definitiva no estaba lista para presenciar un partido que, sin ser memorable como el gran partido de otros torneos, sin lugar a dudas servirá como comidilla de discusiones durante gran parte de la temporada en la ciudad de estos dos equipos... y eso que las cosas no tenían pinta de que pudiesen darse de esta manera ni antes ni ya empezado el encuentro.
Del bostezo al gol de Lautaro
La cancha árabe recibía un encuentro en donde ambos equipos tenían claras las cosas; por una parte el Inter quería seguir aplastando de la manera en que lo hicieron ante Atalanta, que si bien es cierto no le sacaron una ventaja aplastante, fueron bastante mejores que los de Bérgamo. Para esto variaban en la propuesta ofensiva con mayor presencia de referentes de área al incluir a Taremi desde el arranque del encuentro.
El Milan por su lado había encontrado la llave para sacar adelante las cosas luego de empezar perdiendo contra la Vecchia Signora hace unos días atrás. Sabiéndose no favoritos en este encuentro, quedaba claro que contener al Inter no iba a ser tarea sencilla, pero en una final ante el más acérrimo rival la lógica no necesariamente iba a llevar los hilos conductores del destino.
Transcurrían los minutos y no había mucho que destacar de un partido donde pese a las aproximaciones, el no salir lastimado de la primera parte parecía ser la idea de ambos estrategas. No fue hasta prácticamente el cierre del primer tiempo que se terminó por abrir el marcador. Una jugada por banda izquierda le hizo llegar el balón a Taremi cerca del área chica, lo que permitió al iraní buscar al Capitán Lautaro Martínez que venía entrando por el otro lado del área; este recibió, amagó para generarse espacios y definió pegado al poste para dejar sin posibilidades a Maignan de intervenir.
Remontada con corazón
Un duro golpe recibía el Milan antes del descanso... y justo después. Empezando el complemento llegaba un gran balón al espacio para Mehdi Taremi, que con un pequeño recorrido con el balón dominado terminaba fusilando al portero francés para un 2-0 que parecía a todas luces definitivo, dando inclusive lugar a pensar en la posibilidad de una goleada.
Pero no fue así. Algo que en definitiva terminó posibilitando el marcador final fue el tiro libre de Theo Hernández casi de manera inmediata al segundo tanto nerazzurri. Un balón que pasó al lado de la barrera y Sommer no estuvo ni cerca de poder llegar. Tras el 2-1 las decisiones de los entrenadores fueron críticas, por un lado Inzaghi sacó a Dimarco y Mkhitaryan para darle lugar a Carlos Augusto y Zielinski, lo que daba un claro mensaje de repliegue para lo que quedaba en el encuentro.
Por su parte, Conceição daba entrada a la cancha a Rafa Leao, que volvía a tener minutos tras unas molestias que lo mantenían alejado de la cancha de hacía tiempo... y el portugués entró con todo a la cancha. Un aluvión imparable por la banda izquierda, haciendo que Barella y Bisseck seguramente tengan pesadillas con el '10' rival. Tanto fue el desequilibrio por ese costado que llegó a línea de fondo a costa del futbolista alemán para poner el balón en el centro del área, donde Christian Pulisic recibió y con una media vuelta ponía el empate en el marcador a los 80 minutos.
Y cuando parecía que las cosas se iban a terminar definiendo en el tiempo extra, sobre todo porque el entrenador del Inter seguía haciendo cambios para contener el momentum de su rival, cayó el tercero del Milan. Pulisic que había recién hecho el empate, encontró una línea de pase improbable para Leao, que con dos amagues pudo darse espacio para tirar un centro raso al área chica, donde el recién ingresado Tammy Abraham estaba esperando solo para empujar el balón al fondo de las redes. Minuto 93 del partido.
De esta forma el Milan remontó un partido que parecía imposible de ganar cuando caía el 2-0 rival, pero empujaron y con más corazón que con otra cosa lograron amargarle la noche al Inter.
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