Vini y los juguetes rotos

La noche de domingo en Riad se pintó de blanco. El Real Madrid ganó la Supercopa de España tras una cómoda victoria por 4-1 sobre el Barcelona en un Clásico donde los merengues dejaron en evidencia el pobre momento que viven los catalanes tanto en las fases defensivas como ofensivas. Pese a que los blaugranas acortaron distancias dentro del primer tiempo, lo cierto es que la verticalidad y explosión del conjunto blanco castigó con creces. 

Ni siquiera los 120 minutos que tuvo que disputar el Madrid para derrotar al Atleti en las semifinales días atrás hicieron mella sobre el rendimiento del equipo. Un resultado que remarca las grandes  diferencias de momentos deportivos e institucionales que están viviendo ambos clubes, lo que puntualmente en este encuentro pudo haberse reflejado con mucha más amplitud en el marcador.

Sin respiro

No habían terminado de entrar en calor los jugadores culés cuando Vinícius ya tenía dos goles en su cuenta personal. Diez minutos ya habían bastado para desnudar a la defensa del Barcelona en su pobre coordinación retrocediendo ante los arranques por los costados de Rodrygo y Vini. Mucho se cuestiona el trabajo de la pareja conformada por Christensen y Koundé, pero el trabajo de los laterales -Baldé y Araújo- fue para el olvido. 

Mucho se cuestiona el trabajo de la pareja conformada por Christensen y Koundé, pero el trabajo de los laterales -Baldé y Araújo- fue para el olvido

La principal debilidad estructural de los culés pasó por los costados. Por el lateral derecho Araújo sufrió mucho con su siempre esperado duelo en los Clásicos ante Vinícius, tanto que le cometió las dos faltas -con penalti discutido incluído- que resultaron en la expulsión del uruguayo. Alejandro Baldé por su parte sufrió en carne viva los efectos de ir perdiendo protagonismo en la dinámica titular del equipo, siendo incapaz de superar a Carvajal en sus aproximaciones en defensa, lo que siempre conducía a recorridos de peligro madridista.

Juguetes rotos

Al Barça le tocó remar contracorriente desde muy temprano y, aunque no pareciese, supo manejar ese escenario durante la primera mitad donde claramente fue donde mejores argumentos presentó. Un verdadero baldazo de agua fría fue el 3-1 antes del descanso, con una jugada polémica que, a criterio muy personal podía o no ser pitado; este tipo de jugadas son las que hoy por hoy se pueden considerar ''de VAR''.

Claramente golpeado por el rival, el Barcelona entró sacudido a la segunda mitad y en los minutos que debió presentar sus argumentos para acortar distancias terminó por recibir el cuarto gol. Desde la ventaja en el marcador y mental, el Real Madrid supo gestionar la ventaja a tal punto de prácticamente contenerse para seguir atacando y hacer el resultado de mayor escándalo.

Aparte de cimentarse en lo que hizo arriba, los blancos fueron superiores en la fase defensiva. Un ejemplo claro de esto fue el trabajo de Jude Bellingham, quien a diferencia de otros encuentros no estuvo tan presente dentro del área rival terminando jugadas, sino que estuvo mucho más enganchado al centro del campo para cortar cualquier línea de pase que los culés trataban de hilar. Frenkie de Jong tuvo un partido muy gris debido principalmente al asedio que el inglés tuvo sobre él.

Intentos infructuosos y frustradas expresiones fueron la tónica del conjunto blaugrana durante un partido que se les hizo eterno durante varios lapsos. No cabe la menor duda que el Real Madrid gana con autoridad un encuentro que Vini tendrá para el recuerdo tras un hat-trick por encima de un rotísimo equipo de Xavi, que solo ha podido salir a jugar con juguetes completamente rotos.

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