Bavaria sumergida

Este sábado se disputó una edición más de Der Klassiker, un partido como pocos en todo el fútbol europeo. Pese a que ambos conjuntos no pasen por su mejor temporada en el plano doméstico -es el primer clásico en 14 años en el que ninguno de los dos equipos llega a este encuentro como líder de Bundesliga- no había ningún tipo de motivos para dudar de la posibilidad de que viviríamos un encuentro como mínimo apasionante... y no decepcionaron.

Independientemente lo que parece ser el inminente primer título de liga para el Bayer Leverkusen, este enfrentamiento entre Bayern y Borussia Dortmund de todas formas revestía de una importancia sensible a estas alturas de la temporada para ambas escuadras; el primero por estar en casa y al menos mantener la hegemonía de la última década sobre su archirrival, mientras que los de la cuenca del Ruhr necesitaba los tres puntos ante el asedio que el Leipzig en la férrea lucha que mantienen por meterse a la próxima Champions League.

Impotencia ante las prisas

Los locales salían al engramado con una idea clara: distribuir con la mayor brevedad posible el balón a su nueve que tan encendido anda esta temporada como Harry Kane. Pese a las intenciones, la ejecución fue quedando a deber más pronto que tarde en el encuentro. El Bayern con una llamativa distribución de juego muy horizontal no tenía la profundidad necesaria para hacerle daño a un rival que iba encontrando espacios a medida que Brandt conducía el balón.

Por primera vez en 14 años ninguno de los dos equipos llegaba al segundo Der Klassiker de la temporada siendo líder de la Bundesliga

Con tal claridad fueron las proyecciones visitantes, que terminaron consiguiendo la ventaja apenas a los diez minutos disputados. Tras un buen pivoteo de Fullkrug en el centro del campo, el delantero se acompañó con Brandt, el cual tras una breve conducción y viendo lo resquebrajada de la defensa local habilitó a Adeyemi con un pase en profundidad, permitiendo al joven alemán hacer un disparo con un ángulo bastante complejo como para hacer daño, pero que se vio beneficiado con la displicente atajada del guardameta Ulreich. A partir de allí se esperaba una reacción feroz de los bávaros y la tuvieron, pero los remates decisivos de Kane se fueron muy desviados.

Un partido amistoso

Después del partido Kimmich se quejó de la falta de actitud de su equipo, tildando la actuación y el ritmo del Bayern como dignos de un partido amistoso... y razón no le hizo falta. Ante la necesidad de goles, Tuchel movió las piezas de su equipo buscando mayor amplitud de cara a portería moviendo justamente a Kimmich de la banda derecha al centro del campo; pases que saltasen líneas se hacían imprescindibles si se buscaba volver a meterse en partido.

Sin embargo, poco cambió. Lo que fue haciéndose cada vez más común en el transcurso del encuentro fueron las aproximaciones visitantes debido a los espacios que estaba dejando el Bayern en esa ansiedad de ocupar la mayor cantidad de terreno en fase ofensiva. Las variantes no impedían que fuese la frustración la que se adueñara por completo de la dinámica local; y lo poco que pudieron generar se encontraba con una muralla de la talla de Hummels.

Tras más de 20 minutos sin mayores novedades que hicieran pensar que el resultado pudiese variar de alguna manera, al 82' en una de sus incursiones al área, Haller recibió un balón en el borde del área, aguantó un poco la marca antes de soltar el balón hacia la derecha donde estaba Ryerson completamente solo, teniendo el lateral que simplemente rematar cruzado y sentenciar las acciones en Múnich. Primera victoria del Dortmund en campo de su archirrival en una década, lo que confirma la manera en que el Bayern y toda la región bávara sufre un hundimiento que lleva a un naufragio del cual no parece que saldrán, al menos no esta temporada.

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