
La primera semana de festividades nacionales se fue volando. Recuerdo a estas alturas del año pasado estar con más resaca emocional que física a pesar de haber honrado a la patria, como muchos de mis conciudadanos, lejos de las luces capitalinas para entregarme a los sonidos y excesos de una región como Bocas del Toro. Que nostalgia, más pensando en lo distinto que fue todo para este 2018, aunque bueno, lo único constante de la vida es el cambio. Afortunadamente está el futbol para mitigar cualquier clase de molestia. Que nunca me falte el fútbol.
Regresando de todo ese trauma nos ha apañado la cuarta fecha de Champions, donde muchos caminos rumbo a la ronda de 16 empiezan a esclarecerse, complicarse y cerrarse. A falta de la típica constancia de este servidor, resumo hasta ahora mis impresiones de la Copa de Europa en simples palabras: no encuentro aún candidato pleno más allá que muchos conjuntos han ido de menos a más en rendimiento general como el Inter, Napoli y algunos otros que iré recordando acorde pasen los encuentros. Aunque hoy, hablaremos con más detenimiento del cuadro nerazzurri.
Volver al máximo circuito no fue fácil, pero más compleja aún es poder mantenerse sobre todo cuando tienes que enfrentarte al Barcelona y Tottenham en ese retorno triunfal. Pero como la pelota tiene esas cosas que la hacen tan mística y que, la mayoría de las veces uno no lo puede explicar, los italianos han sacado los resultados necesarios para que la pelea por un cupo en la siguiente fase se mantenga en suspenso hasta el final. Tras la derrota en el Camp Nou era claro que para el encuentro de vuelta había que rectificar ciertas posiciones en pos del regreso del Nainggolan al once titular luego de su ausencia en aquella visita.
El posicionamiento del belga cerca de las espaldas del nueve de área disponían de la constante ayuda por parte de Brozovic y Vecino en presionar a los interiores del adversario (Arthur-Rakitic) cada vez que la pelota llegaba a sus respectivas zonas. Eso significó una presión más arriba que lo visto antes, pero el gran problema de ello reside en que, cuando las coberturas/anticipaciones no eran efectivas, terminaban retrocediendo en busca de evitar el gol rival, cosa que prácticamente fue la tónica del primer tiempo. Por esto es que presencia de Coutinho y Dembélé en el área chica fue el dolor de cabeza eterno para la pareja Skriniar-De Vrij, mucho más si se tiene a un Suárez inspirado en el orquestamiento del ataque blaugrana con sus permanentes diagonales que marcaban el camino a los compañeros.
La marcada superioridad con la que estas llegadas ocurrían forzó al estratega local a ponerle freno de mano a la idea de presionar tan arriba con el ingreso de Borja Valero, que entró para ordenar el centro del campo pero desde el cuarto de máquinas y con otro ritmo. Para el último tercio del encuentro se le fueron dando los espacios y las conexiones a ras de suelo, tratando de sacarle el máximo jugo a Perisic sobre la banda de Sergi Roberto así como al joven Politano que le tocaba enfrentar las embestidas por ese sector de Jordi Alba. El conjunto catalán mostró adolecer de inconsistencia en cuanto al ritmo de juego, algo imprescindible para el momento que toquen rivales de mayor capacidad táctica así como individual y en rondas definitorias.
Aprovechando el momento del partido le llegaron muchas pelotas al área chica para Icardi, que se enfrascaba con mayor insistencia por el sector izquierdo, donde las fichas asignadas no contaban con la necesaria agilidad para detener a un futbolista que remata desde cualquier ángulo y lo hace bien, independientemente si fue protagonista del resto del encuentro o no, como le ha ocurrido. Como no podía ser una excepción, también se hizo presente en este partido. Una igualdad insatisfactoria plenamente para el primer clasificado a octavos, pero suficiente para conseguir el objetivo. Por otro lado, después de recibir nuevamente otra noche grande en el Giuseppe Meazza, el Inter debe saber interpretar lo que tanto le costó, urgente tomando en cuenta que le Tottenham ha tomado un segundo aire en la pelea por el segundo puesto.
Foto: UEFA / Getty Images
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