Podría sentarme a hablar del entretenido Italia-Holanda, sin embargo las sensaciones que genera un Mundial están más a flor de piel en este momento que nunca. Nueve días nos separan del éxtasis generado por aquellas canchas llenas de personas que vienen desde cada uno de los rincones de este planeta para alentar a sus selecciones, convocados por ese deseo de sentir una adrelina muy distinta a lo que ofrece la cotidianidad. Todos cada vez más cerca de Rusia, completando plantillas, oficializando dorsales y buscando llegar con la mayor certeza posible en cuanto a funcionamientos. Si bien es cierto son "amistosos", es imposible estar más cerca de las principales propuestas de cada entrenador.
Una de esas es Marruecos. Me dolió mucho la suerte con la que corrieron los Leones del Atlas en el sorteo. En un grupo con marcados favoritos para avanzar de ronda, los norafricanos les toca remar contra corriente para aspirar a romper todos los pronósticos con un material humo el cual tiene argumentos validos como para aspirar a una sorpresa en su sector. Así como Perú, frente a su afición se medían en territorio suizo al complejo combinado eslovaco, prueba ideal para saber la manera en la cual administran los tiempos ante rivales que extienden en lo posible la cancha y te complican por la precisión de sus volantes ofensivos. Aunque sea indiscutible la precariedad con la que algunas líneas de los europeos carburaban, apuntes llamativos se pueden obtener del partido.
A los pupilos de Hervé Renard les fascina la incorporación permanente de los laterales al ataque, sobre todo de un Hakimi que juega para ganarse la titularidad de esa banda derecha; la eterna búsqueda del movimiento por el costado para desbordar o regresar el balón complicaron a una defensa que no es exactamente débil para cortar juego a ras de suelo como por arriba. Pero el control de las situaciones no garantizó nada, a tal punto de arrancar el encuentro perdiendo tras una jugada donde Jan Gregus encontró un resquicio suficiente en el ángulo inferior derecho de la portería marroquí. Mucho tiraba sin mayor beneficio para un marcador que los castigaba cerca de la hora disputada.
Tanto tirar y tirar llegó a tener recompensa con una remontada sobre la hora con el gol de Belhanda. Sacó el resultado indiscutiblemente, aunque pecó demasiado de apresurado para finalizar jugadas; al tener la pelota dentro del último cuarto de cancha preferían buscar el arco antes de dos o tres pases más para un remate a menor distancia. Creo en el potencial de este equipo para la Copa del Mundo, pero precisa de mucha mayor pausa para sacarle el jugo a toda esa efervescencia de un equipo lleno de ambición y con nada que perder... les recuerdo que la guía de los 32 participantes sale este 7 de junio.
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