Distintas navidades


Espero todos hayan tenido una muy Feliz Navidad. Como pocas fechas en el año se puede disfrutar de aquella sensación de bienestar y libertad total sin mayores preocupaciones, aunque sea por unos 15 minutos durante ese día. Se pueden y dejan disfrutar. Aprovechar estos momentos son elementales para la mente y el alma, porque generan una sensación distinta, no importa lo mal que esté la vida en el presente. Si se llega a la fecha con un estado de ánimo importante, bueno, felicitaciones. Es claro que sería lo ideal para todos, pero hay que aceptar la realidad de que cada cabeza es un mundo que piensa y vive diferente.

Sucede que en el fútbol las cosas son un poco distintas y en parte similares. Similitudes porque es innegable que esa forma de percibir y disfrutar de un momento por parte de todos los que se envuelven en un equipo se ha percibido alguna vez con resultados o cualquier otro suceso; por otra parte distintas, ya que ese vínculo existente no espera días exactos para conseguirse o empezar a percibirse, puede suceder cuando uno menos se lo espera. Si algún equipo sabe de esto es el Real Madrid, que durante el año 2016 fue -novedosamente- foco de atención por parte de todo el mundo. La peculiaridad de este año ha sido la forma en que ha ascendido hasta más no poder los éxitos del conjunto merengue. 

Cuando nadie se lo hubiese esperado, quienes en la primera mitad de la temporada 2015/16 parecían descartados para toda competencia, el equipo blanco terminó recortando distancias notables ante el Barcelona por la pelea al título de liga, ganaron la Champions League, una reñida Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes amarrado con un liderato seguro en la campaña 16/17 en La Liga. Todos los títulos arropados de una marca de 40 victorias, doce empates y solamente dos derrotas en 54 encuentros, los 37 últimos invictos de forma ininterrumpida. Números de locura atribuibles únicamente a Zinedine Zidane, el artífice de todo el triunfo tras asumir el cargo el 4 enero.

Desde que Zizou ha asumido su primera aventura como entrenador de un primer equipo todo ha salido mejor que nunca, teniendo esto el incentivo de que recién se salía de una crisis mayor con Rafa Benítez, los méritos del francés son considerablemente altos. A partir de este punto se torna un poco complicado seguir ampliando. De entre toda la euforia, lo que se busca entender es la forma es que la mentalidad o estrategia del entrenador aportan a la solidez demostrada en resultados. Y si uno se apura en este análisis, se hace bastante complicado poder ofrecer una respuesta convincente. 

Si hay algo cierto en el desarrollo del año calendario del Real Madrid es que los resultados no han venido de la mano al 100% con lo que el equipo demuestra en su forma de jugar. Más allá de la clara idea de un 4-3-3 con un contención de fuerza y recuperación constante junto a la pareja de mayor creatividad Luka Modric-Toni Kroos como motor principal de juego, la solidez del equipo español no se percibe con tanta serenidad como debería ser. La pegada de este equipo liderada este año por Cristiano Ronaldo y Gareth Bale ha sido la clave ante una innegable realidad: cuando no hay un contención de recuperación bien definido (Casemiro), se generan demasiados espacios entre el medio y la defensa, lo que expone a una última línea que, excluyendo a Sergio Ramos, ha tenido un año para el olvido en términos individuales, haciendo mucho mayor el trabajo de Keylor Navas.

Entonces la realidad indica que no hay solidez en el equipo. Si hace falta solidez, la fluidez no se queda atrás; quitando las genialidades que se inventa Modric en los partidos, cuesta mucho poder ver a un equipo blanco realmente cómodo en la cancha, seguro de que su estilo de juego es la clave para poder sacar adelante los encuentros. Es más, en múltiples ocasiones cuesta bastante poder entender a lo que juegan los pupilos del mítico entrenador franco-argelino. Siendo esto una situación bastante común desafortunadamente en los últimos años del club, se mantiene la particularidad de que gana, y gana con todas las de la ley cuando más parece difícil de alcanzar el objetivo para los mismos.

Lo más curioso de todo es que se vienen dando las cosas bien con una plantilla prácticamente idéntica a la que Benítez utilizó, dado que el pasado mercado de fichajes tampoco fue de grandes cambios para la institución blanca. ¿Qué ha sucedido entonces? La respuesta como todos ya deberían saber es bastante simple: es Zidane. Tener a cualquier estratega de experiencia en el banquillo, cuestionado, exitoso o no, dista mucho de las sensaciones que puede generar tener a una leyenda viva de la historia del fútbol. El aporte táctico ha estado sin lugar a dudas pero es bastante pobre. Lo que realmente mueve a este equipo es el aspecto anímico en el que tanto bien le hace el Campeón del Mundo al equipo de sus amores. Por más vueltas que se le busque dar a la idea, la premisa más cercana a la realidad es esa.

Ese aluvión de confianza que aporta el técnico a los suyos es incomparable para cualquier jugador de la plantilla blanca, tanto así que lo han demostrado a base del empuje con el que sacan los partidos. Cuando hace falta claridad para hacer las cosas, nunca está demás resolver todo a base de jugadas aisladas o demostraciones de agresividad no necesariamente tan estructuradas hacia la portería rival. Todas estas aristas dan resultados, que a la postre acarrean un justificado estado de júbilo para los aficionados de una institución que difícilmente olvidarán este año 2016. El júbilo, el éxtasis... son sensaciones que con pocas cosas en esta vida se comparan. Se podría decir que para el Real Madrid la Navidad había llegado desde hacía algo de tiempo.
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