Veinte equipos están ya clasificados a la fase de grupos de la Euro 2016 que se disputará en Francia. Uno de los cuatro cupos restantes para la gran cita que se disputará en tierras galas saldrá de una llave de repechaje muy especial donde Noruega y Hungría se verán las caras.
Dos naciones que han quedado rezagadas en las últimas décadas en cuanto a protagonismo y avance mismo del fútbol, pero que forman parte importante de la historia del siglo pasado, principalmente los húngaros, quienes fueron sub-campeones del mundo por 1954. El nuevo formato del torneo permite a ambas naciones soñar con estar entre los focos de atención que se pondrán sobre Francia en junio del próximo año.
Ambos equipos presentan armas peculiares, pero que se utilizarán desde ambos lados con el mismo objetivo: evitar el olvido. El primer partido de esta llave será este 12 de noviembre en Oslo, mientras que la vuelta será disputada en Budapest el próximo domingo 15 de noviembre. La llave número cuatro del sorteo es la primera en definirse.
Noruega
A pesar de vivir memorias más recientes que sus rivales para esta eliminatoria, los noruegos tampoco han logrado trascender en un torneo internacional o siquiera aparecer desde la Euro que se disputó en Holanda y Bélgica por el 2000, donde se fueron en la primera fase. A partir de allí todo se ha vuelto bastante complicado para esta nación.
Noruega no es un país con una historia tan rica en el fútbol europeo e internacional como su rival, pero aquella sensación de nostalgia que causa recordar a la selección que sin complicar mucho las cosas se metió hasta los octavos de final de la Copa del Mundo de 1998, torneo casualmente disputado en Francia. Con un panorama actual no tan claro se valen de la ubicación del torneo en un principio para soñar con cosas importantes.
La selección noruega mantuvo la incertidumbre de principio a fin en el Grupo H de las eliminatorias, el cual compartió con Italia, Croacia, Bulgaria, Azerbaiyán y Malta. En lo que se podría considerar buena participación dentro del sector, lograron ganar seis, empatar uno y perder tres. Seguramente las tres derrotas contra italianos y croatas limitaron un poco las aspiraciones de esta selección, pero no cabe duda que el empate en casa ante Azerbaiyán complicó mucho más las cosas.
Tras la estrepitosa derrota 5-1 ante Croacia parecía que el sueño nórdico había finalizado antes de tiempo, pero luego de ese compromiso y el mencionado empate en casa, lograron una importante victoria ante Bulgaria en Sofía, así como cobrar revancha de la goleada croata en Oslo. En los últimos 15 minutos de su último compromiso de eliminatorias ante los italianos perdieron la clasificación directa a la Euro.
El secreto de las aceptables eliminatorias realizadas por esta selección recae en la gestión de Per-Mathias Høgmo, veterano estratega noruego que desde 2013 lleva el timonel del combinado nacional. A sus 55 años se le puede considerar como una verdadera autoridad dentro del fútbol de Noruega, puesto que ha dirigido a todas las categorías de selecciones nacionales, incluyendo a la selección femenina. Durante mucho tiempo se ha apostado al conocimiento interno de la liga como filosofía del estratega.
Høgmo ha encontrado en el 4-2-3-1 el parado táctico ideal para esta selección. Con dos volantes indiscutibles que buscan el desborde buscando siempre al delantero en punta predilecto, la fortaleza real de esta selección es la variabilidad de los tres jugadores que se encuentran en el medio; pasar de dos contenciones y un punta a tres jugadores con vocación defensiva hacen de este aspecto uno de los más trabajados por el veterano estratega noruego.
Noruega posee distintos jugadores de vistosidad, algunos que probablemente no sean vistos en unas ligas importantes o algunos otros con más renombre, como el caso del todavía pendiente de muestras importantes, Martin Ødegaard, pero más allá de las estelas de grandeza de clubes estrictamente grandes. De tantos jugadores laboriosos en el conjunto está Markus Henriksen, jugador del AZ Alkmaar holandés; uno de los principales faros de referencia nórdicos como Ciljan Skjelbred o Møller Daehli, pero que con el '10' en el dorsal es un cerebro importante para las bandas peligrosas.
Ser competitivo se ha vuelto un verdadero calvario para algunos.
Dos naciones que han quedado rezagadas en las últimas décadas en cuanto a protagonismo y avance mismo del fútbol, pero que forman parte importante de la historia del siglo pasado, principalmente los húngaros, quienes fueron sub-campeones del mundo por 1954. El nuevo formato del torneo permite a ambas naciones soñar con estar entre los focos de atención que se pondrán sobre Francia en junio del próximo año.
Ambos equipos presentan armas peculiares, pero que se utilizarán desde ambos lados con el mismo objetivo: evitar el olvido. El primer partido de esta llave será este 12 de noviembre en Oslo, mientras que la vuelta será disputada en Budapest el próximo domingo 15 de noviembre. La llave número cuatro del sorteo es la primera en definirse.
Noruega
A pesar de vivir memorias más recientes que sus rivales para esta eliminatoria, los noruegos tampoco han logrado trascender en un torneo internacional o siquiera aparecer desde la Euro que se disputó en Holanda y Bélgica por el 2000, donde se fueron en la primera fase. A partir de allí todo se ha vuelto bastante complicado para esta nación.
Noruega no es un país con una historia tan rica en el fútbol europeo e internacional como su rival, pero aquella sensación de nostalgia que causa recordar a la selección que sin complicar mucho las cosas se metió hasta los octavos de final de la Copa del Mundo de 1998, torneo casualmente disputado en Francia. Con un panorama actual no tan claro se valen de la ubicación del torneo en un principio para soñar con cosas importantes.
La selección noruega mantuvo la incertidumbre de principio a fin en el Grupo H de las eliminatorias, el cual compartió con Italia, Croacia, Bulgaria, Azerbaiyán y Malta. En lo que se podría considerar buena participación dentro del sector, lograron ganar seis, empatar uno y perder tres. Seguramente las tres derrotas contra italianos y croatas limitaron un poco las aspiraciones de esta selección, pero no cabe duda que el empate en casa ante Azerbaiyán complicó mucho más las cosas.
Tras la estrepitosa derrota 5-1 ante Croacia parecía que el sueño nórdico había finalizado antes de tiempo, pero luego de ese compromiso y el mencionado empate en casa, lograron una importante victoria ante Bulgaria en Sofía, así como cobrar revancha de la goleada croata en Oslo. En los últimos 15 minutos de su último compromiso de eliminatorias ante los italianos perdieron la clasificación directa a la Euro.
El secreto de las aceptables eliminatorias realizadas por esta selección recae en la gestión de Per-Mathias Høgmo, veterano estratega noruego que desde 2013 lleva el timonel del combinado nacional. A sus 55 años se le puede considerar como una verdadera autoridad dentro del fútbol de Noruega, puesto que ha dirigido a todas las categorías de selecciones nacionales, incluyendo a la selección femenina. Durante mucho tiempo se ha apostado al conocimiento interno de la liga como filosofía del estratega.
Høgmo ha encontrado en el 4-2-3-1 el parado táctico ideal para esta selección. Con dos volantes indiscutibles que buscan el desborde buscando siempre al delantero en punta predilecto, la fortaleza real de esta selección es la variabilidad de los tres jugadores que se encuentran en el medio; pasar de dos contenciones y un punta a tres jugadores con vocación defensiva hacen de este aspecto uno de los más trabajados por el veterano estratega noruego.
Noruega posee distintos jugadores de vistosidad, algunos que probablemente no sean vistos en unas ligas importantes o algunos otros con más renombre, como el caso del todavía pendiente de muestras importantes, Martin Ødegaard, pero más allá de las estelas de grandeza de clubes estrictamente grandes. De tantos jugadores laboriosos en el conjunto está Markus Henriksen, jugador del AZ Alkmaar holandés; uno de los principales faros de referencia nórdicos como Ciljan Skjelbred o Møller Daehli, pero que con el '10' en el dorsal es un cerebro importante para las bandas peligrosas.
Hungría
Pocas escenas tienen las personas actualmente de aquella generación de Ferenc Puskás que logró ser Sub-Campeón del mundo tras perder 3-2 ante Alemania Occidental en tierras suizas. La última aparición de la selección húngara en un torneo internacional a nivel mayor fue en el Mundial de México 1986, donde sin mayores contratiempos se fueron en la fase de grupos.
No ha existido una referencia positivamente clara para Hungría en los últimos 30 años. Algunas participaciones en torneos juveniles y las eliminatorias son todas las referencias que se pueden tener del trabajo en colectivo de esta selección. El problema está en que estas referencias dentro de las eliminatorias tampoco le han ayudado, porque la ausencia desde 1986 en un torneo grande responde a las pobres actuaciones que tiene este combinado.
Si se observa la eliminatoria recientemente finalizada, se puede decir que el trabajo de los pupilos de Storck fue bastante mediocre. Estuvieron ubicados en el Grupo F, sector que compartían con Irlanda del Norte, Finlandia, Rumania, Islas Faroe y Grecia. Un grupo que en principio tenía al combinado helénico como equipo a batir, pero que desde las primeras fechas fue demostrando que la historia sería totalmente diferente para ellos.
Con Grecia fuera del camino, la pelea quedaría abierta para los demás por hacerse con los cupos directos. Hungría demostró no tener lo suficiente para alcanzarlos. De diez compromisos, ganó cuatro, empató cuatro y perdió dos. A pesar de permitir sólo dos reveces (ante noirlandeses y griegos), los excesivos empates hicieron posible su llegada a la siguiente fase. En cuanto a victorias sólo se podría destacar la obtenida en Helsinki ante fineses, porque las otras dos victorias fueron en casa ante Finlandia e Islas Faroe, así como en casa del equipo de la isla.
Si a todo esto se le une la historia de los directores del proceso, que arrancaron con Attila Pintér, pasaron por Pál Dárdai y ahora con Bernd Storck, se puede asegurar que no hay un proceso de ideas del todo claro para esta selección. Tras la toma de la gestión del alemán en septiembre, los húngaros poseen el 4-4-2 como formación base. Apuestan al desborde en ambas bandas para ofrecer oportunidades de gol, teniendo siempre en cuenta la recuperación creativa en el centro.
La defensa, a pesar de no estar muy bien dotada en la fortaleza, es muy versátil en cuanto a movimientos verticales, con dos laterales que ofrecen buena salida para los dirigidos por el teutón, mas no una puntual recuperación, aunque tampoco son deficientes propiamente dicho en este aspecto; no tiene tanta fortaleza pero busca de sus limitaciones hacerse fuerte con el aguante físico.
El principal referente de los húngaros sin lugar a dudas es el Capitán de la selección Balázs Dzsudzsák. Con 28 años en su haber y tras muchos años de experiencia en Holanda y Rusia, el mediocampista del Bursaspor es la bujía principal de todo el andamiaje que plantea Storck. Hungría depende mucho de los desbordes que pueda generar por izquierda e inclusive por derecha cuando recorre distancias mayores.
Olvidado
Para los efectos de dirimir el cupo que se aclarará una vez cierren los dos compromisos siempre resulta más sencillo hablar de las cualidades del victorioso, pero para evitar ese olvido, es necesario puntualizar en detalles las impresiones que hacen pensar en que determinada selección será la derrotada. Al entender de este servidor, Hungría estaría siendo eliminado, por no poseer una defensa acorde a las exigencias de el mediocampo rival, al entender por este servidor. Se agrega igualmente el poco tiempo del proceso de Storck que llegó casi como un salvavidas de último momento. Sea como sea, es de temer la delantera húngara, quizá con más peso que la favorita.