Habitual dentro de las ligas más grandes del mundo es el hecho de que los campeonatos terminan resolviéndose cuando se hace la evaluación final de los encuentros o puntos que pudiste sacar ante los equipos chicos, pero desde el año pasado en Italia este hecho ha tomado protagonismo secundario, ya que al tener sólo dos equipos en verdadera pelea, los encuentros directos se estaban convirtiendo en la diferencia.
De cara a este año no extrañaría que siguiera siendo así, es por esto que el primer partido en el Juventus Stadium era fundamental, y viendo todos los ángulos, el espectáculo que estaba esperando era genial.
Cuando menos me lo esperaba el encuentro terminó. El tiempo se escapa de nuestras manos y de nuestra credulidad de maneras en las cuales cuestionas muchas cosas; me quedaron de 90 minutos emociones, penales, gritos, reclamos, goles y afortunadamente, fútbol. Un soberbio gol de Bonucci terminó dando la victoria a la Vecchia Signora en el primer asalto de cara a la búsqueda del campeonato esta campaña.
Pero no ventilemos más y más la nota de un partido finalizado varios días atrás, detengámonos mejor en el detalle. Así es, el detalle de una jugada colectiva muy bien realizada, que sólo pueden hacerlo los jugadores especiales, esos diferentes, que al ser tan diferentes terminan atrayéndose, y convirtiéndose en un dolor de cabeza para el resto por la fortaleza de su unión.
Los diferentes a ver son Gervinho y Juan Iturbe, quienes en estos meses han cargado con gran parte de la responsabilidad del momento positivo de este equipo en todas las competencias a las cuales se han aparecido. Y para este partido en Turín, esta gran capacidad de resolver y de ser las referencias del equipo tomaron una dimensión más grande.
Un penal de Tévez y un penal de Totti después, la Roma tomaba la ventaja del partido, cuando a eso de los 44 minutos del partido el joven extremo argentino recibía un pase del dorsal 27 filtrado de gran manera para el 1-2 momentáneo. Se hace pertinente mostrar el gol para que se pueda ir detallando:
El marfileño hace un recorrido por la banda izquierda desde varios metros atrás, dándole libertad al joven argentino para poder moverse al centro o a la derecha, ya que no lleva marca. Pero de pronto, de pasar a la izquierda se fue justo por el centro, causando una reacción muy puntual de Iturbe cuando estaba todavía en el centro, que fue hacer una instintiva diagonal entre la línea rota de defensores hacia la izquierda de su frontal. La línea trazada por ese pase fue impecable, la rotación de la bola en la cancha era para documentarla y preservarla en museos de arte, porque realmente el movimiento fue muy sutil. Y al final, la reacción natural del delantero... tirar. Pero tirar con ceso, al no cambiar el palo, lo que era más natural, y después tirar.
El segundo momento de mayor silencio en el partido desde el lanzamiento de Francesco varios minutos atrás. Las cosas iban bien, pero 60 segundos después volvió el infierno. Un penal más que dudoso sobre Pogba, cobrado por Tévez volvió a establecer el empate de cara a la segunda mitad. La tristeza y decepción de no poder conseguir la ventaja teniéndola tan cerca provocó un bajón moral y en el orgullo de García que veía el partido ya lejos del banquillo.
Traumatizados todavía, en la segunda mitad bajaron las armas, pero a la misma vez los escudos lamentablemente. Teniendo la fantástica posibilidad de rematar a la Juventus de visitante en un partido que ahora te está valiendo la liga se debe intentarlo (Cáceres vs Gervinho-Iturbe), pero decidió García sacar al argentino antes de los 80 minutos, mucho antes. Aclarando la imparcialidad que tenemos aquí, sin ningún tipo de campaña en alza contra Florenzi, ya el equipo sabía lo que estaba haciendo... y lo perdió.
La derrota vino de la mano con un notable gol de Bonucci cerca del final del encuentro, hundiendo todas posibilidades de mantener la paridad que tanto había costado montar sobretodo en la primera mitad. A nadie le gusta perder, a estos niveles de fútbol no se gana ''experiencia'' en los partidos, se gana prestigio y, otras varias y pequeñas millones de razones más. Se tiene el todo o no se tiene nada.
Contradiciendo de manera muy cuestionable del párrafo anterior, quedó evidenciada la cohesión que poseen los dorsales '7' y '27' del equipo de La Loba. Dos jugadores que rompieron la racha de un Buffon, que bailaron en un pie por la banda izquierda. Se vieron muy bien, jugaron muy bien, hicieron todo muy bien aunque no fuese suficiente. 7-27, con cifras en común, marcas y rasgos en común, tan especiales unidas sin ser múltiplos.
Iturbe y Gervinho consiguieron un gol digno de conservar. La sutileza y picardía vistas en dos o tres movimientos.
El segundo momento de mayor silencio en el partido desde el lanzamiento de Francesco varios minutos atrás. Las cosas iban bien, pero 60 segundos después volvió el infierno. Un penal más que dudoso sobre Pogba, cobrado por Tévez volvió a establecer el empate de cara a la segunda mitad. La tristeza y decepción de no poder conseguir la ventaja teniéndola tan cerca provocó un bajón moral y en el orgullo de García que veía el partido ya lejos del banquillo.
Traumatizados todavía, en la segunda mitad bajaron las armas, pero a la misma vez los escudos lamentablemente. Teniendo la fantástica posibilidad de rematar a la Juventus de visitante en un partido que ahora te está valiendo la liga se debe intentarlo (Cáceres vs Gervinho-Iturbe), pero decidió García sacar al argentino antes de los 80 minutos, mucho antes. Aclarando la imparcialidad que tenemos aquí, sin ningún tipo de campaña en alza contra Florenzi, ya el equipo sabía lo que estaba haciendo... y lo perdió.
La derrota vino de la mano con un notable gol de Bonucci cerca del final del encuentro, hundiendo todas posibilidades de mantener la paridad que tanto había costado montar sobretodo en la primera mitad. A nadie le gusta perder, a estos niveles de fútbol no se gana ''experiencia'' en los partidos, se gana prestigio y, otras varias y pequeñas millones de razones más. Se tiene el todo o no se tiene nada.
Contradiciendo de manera muy cuestionable del párrafo anterior, quedó evidenciada la cohesión que poseen los dorsales '7' y '27' del equipo de La Loba. Dos jugadores que rompieron la racha de un Buffon, que bailaron en un pie por la banda izquierda. Se vieron muy bien, jugaron muy bien, hicieron todo muy bien aunque no fuese suficiente. 7-27, con cifras en común, marcas y rasgos en común, tan especiales unidas sin ser múltiplos.