El fútbol turco atraviesa una de sus mayores crisis institucionales tras descubrirse un escándalo masivo de apuestas deportivas que involucra a decenas de representantes de la Federación Turca de Fútbol (TFF). Según informó el diario Ekonomim, 45 delegados de partido, equivalentes al 20 % del total, presentaron su dimisión forzada luego de que se comprobara su participación en actividades de apuestas durante los últimos cinco años.
La decisión forma parte de una limpieza interna impulsada por la TFF, que en los últimos días ha tomado medidas drásticas para erradicar la participación en apuestas dentro de su propio sistema. El caso estalló la semana pasada, cuando se reveló que 371 de los 571 árbitros federados mantenían cuentas activas en casas de apuestas, lo que derivó en sanciones de 8 a 12 meses de suspensión para 149 de ellos.
La Federación advirtió a sus funcionarios que publicaría los nombres de quienes mintieran sobre su implicación, lo que llevó a que varios reconocieran haber apostado. Los 45 delegados que lo admitieron fueron inmediatamente removidos de sus cargos y eliminados de las listas oficiales de la institución.
El presidente de la TFF, Ibrahim Haciosmanoglu, aseguró que no existen pruebas de una red organizada de apuestas destinada a manipular resultados. Según explicó, la mayoría de los implicados no obtenían beneficios económicos, sino que incluso perdían dinero en sus apuestas personales.
Aun así, el escándalo ha sacudido los cimientos del fútbol turco y ha generado un fuerte debate sobre la integridad del arbitraje y la gestión deportiva en el país. La TFF ha prometido continuar con las investigaciones hasta erradicar por completo el problema, en un intento por restaurar la confianza en una liga cada vez más cuestionada.
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