Luego de un partido frenético en el Etihad Stadium, una de las llaves menos llamativas, en la previa del inicio de la ronda de octavos de final de Champions League, ahora despierta pasiones en todo lugar. Siendo este miércoles el último día de actividades en esta fase del torneo, lo que está por venir es oro puro para los amantes de este deporte. Lamentablemente el escenario no se presta para la ocasión; el estadio Louis II rara vez cuenta con muestras calurosas de la afición, siendo curioso dado que el conjunto del principado posee historia vieja y reciente dentro de las planas importantes del fútbol europeo. Pero más allá de su nivel dentro de la cancha, la localía no es algo que se pueda distinguir en ninguna previa o análisis dada la nula intensidad con la que sus seguidores viven los partidos.
No debería ser así. En teoría el nivel de apoyo, aunque no debería ser así, va ligado bastante con el rendimiento de un equipo, algo en lo que los dirigidos por Leonardo Jardim han sobresalido con creces desde hace algún tiempo ya. Pero bueno, esto es algo que se liga considerablemente a la cultura de la región, la cual tiene una población más acostumbrada a otro tipo de cosas. Es preciso centrarse en el club, cuyo resurgir a nivel futbolístico tiene razones bastante obvias, pero que en definitiva distan mucho de ser lo que uno se podría haber imaginado hace algunos años cuando todo este cambio se empezó a gestar en el club de Mónaco. Cuando el club fue adquirido por el pintoresco Dmitry Rybolovlev en el 2011 absolutamente todos esperábamos a otro club responsable de inflar el mercado como lo fue el PSG en la propia Ligue 1, aún más cuando se hicieron oficiales las contrataciones de James Rodríguez y Radamel Falcao por estratosféricas cifras. La historia no ha sido así.
Sin tener claro el porqué de lo ocurrido, ya sea por restricciones al magnate ruso dueño del equipo o por una responsable idea de gestión de la institución, la realidad para los monegascos ha sido muy distinta. El gran ojo para contratar 'barato' y admistrar de atinada manera las divisiones inferiores han hecho que este equipo de mucho de qué hablar recientemente, tanto que hoy por hoy son líderes de la liga francesa, algo meritorio si se toma en cuenta la forma en que han doblegado al equipo de Nasser Al Khelaifi a lo largo de toda la temporada. El principal responsable de este despegue sin lugar a dudas es Leonardo Jardim, quien durante sus años en el banquillo del club ha sabido entender y adaptarse a la perfección a la realidad del club, explotando todas las virtudes que podría tener un conjunto con limitaciones a la vista de todos los demás.
Velocidad. Tal vez parezca lógico que esta sea el arma principal de no sólo este equipo, sino de todos para la clase de fútbol que se juega hoy en día. Pero el caso del Mónaco es particular, ya que no se trata sólo de pegar un pique de velocidad de 50 metros, se trata de dominar el dónde, qué y cuándo de esa clase de aproximaciones. Esto no es algo nuevo para el club. Habían pasado muchos futbolistas cuando el portugués Bernardo Silva empezaba a descollar y ya se podía observar este atrevimiento e inteligencia para explotar esa velocidad. Jardim ha sabido transmitir a más jugadores esa verticalidad, fuerte, agresiva, impredecible y sin nada que perder, algo que personifica en la cancha un dolor de cabeza para las defensas como lo es Kylian Mbappé, el futbolista ideal a la hora de buscar la filosofía de juego de Jardim y de su equipo personificada en alguien.
Cuando a la osadía le falta criterio, algo común en plantillas jóvenes, la prudencia que aporta la experiencia es algo irremplazable. Desde la base con Andrea Raggi, pasando por los pies de Joao Moutinho, no cabe duda que las virtudes ofensivas recaen fuertemente en lo que significativamente aportan individuos como Radamel Falcao, siendo base fundamental para el éxito de un estilo de juego directo, fuerte, pero a la vez sutil en lo que corresponde a la finalización de jugadas, en la asistencia indirecta al movilizar la marcación, ser el compañero ideal para buscar la pared dentro o fuera del área y en lo didáctico para jóvenes con los tradicionales complejos de individualidad total. Un equipo que es letal por los costados gracias a la velocidad y la calidad en el primer pase, sabe cuándo se hace preciso bajar un poco la velocidad.
Muchas virtudes posee el conjunto del principado, las cuales seguramente todavía no hemos visto al completo. Más allá de que pueda continuar vivo o no en Champions, este segundo duelo ante el Manchester City será un verdadero banquete de detalles futbolísticos. No se puede dejar de aplaudir la gestión de Jardim en un equipo que tiene una mentalidad distinta, distinta a su tierra en donde mirar se hace más rentable que actuar. No, así no es este equipo, que se presenta firmemente contra todo aquello que pueda parecer costumbre.
No debería ser así. En teoría el nivel de apoyo, aunque no debería ser así, va ligado bastante con el rendimiento de un equipo, algo en lo que los dirigidos por Leonardo Jardim han sobresalido con creces desde hace algún tiempo ya. Pero bueno, esto es algo que se liga considerablemente a la cultura de la región, la cual tiene una población más acostumbrada a otro tipo de cosas. Es preciso centrarse en el club, cuyo resurgir a nivel futbolístico tiene razones bastante obvias, pero que en definitiva distan mucho de ser lo que uno se podría haber imaginado hace algunos años cuando todo este cambio se empezó a gestar en el club de Mónaco. Cuando el club fue adquirido por el pintoresco Dmitry Rybolovlev en el 2011 absolutamente todos esperábamos a otro club responsable de inflar el mercado como lo fue el PSG en la propia Ligue 1, aún más cuando se hicieron oficiales las contrataciones de James Rodríguez y Radamel Falcao por estratosféricas cifras. La historia no ha sido así.
Sin tener claro el porqué de lo ocurrido, ya sea por restricciones al magnate ruso dueño del equipo o por una responsable idea de gestión de la institución, la realidad para los monegascos ha sido muy distinta. El gran ojo para contratar 'barato' y admistrar de atinada manera las divisiones inferiores han hecho que este equipo de mucho de qué hablar recientemente, tanto que hoy por hoy son líderes de la liga francesa, algo meritorio si se toma en cuenta la forma en que han doblegado al equipo de Nasser Al Khelaifi a lo largo de toda la temporada. El principal responsable de este despegue sin lugar a dudas es Leonardo Jardim, quien durante sus años en el banquillo del club ha sabido entender y adaptarse a la perfección a la realidad del club, explotando todas las virtudes que podría tener un conjunto con limitaciones a la vista de todos los demás.
Velocidad. Tal vez parezca lógico que esta sea el arma principal de no sólo este equipo, sino de todos para la clase de fútbol que se juega hoy en día. Pero el caso del Mónaco es particular, ya que no se trata sólo de pegar un pique de velocidad de 50 metros, se trata de dominar el dónde, qué y cuándo de esa clase de aproximaciones. Esto no es algo nuevo para el club. Habían pasado muchos futbolistas cuando el portugués Bernardo Silva empezaba a descollar y ya se podía observar este atrevimiento e inteligencia para explotar esa velocidad. Jardim ha sabido transmitir a más jugadores esa verticalidad, fuerte, agresiva, impredecible y sin nada que perder, algo que personifica en la cancha un dolor de cabeza para las defensas como lo es Kylian Mbappé, el futbolista ideal a la hora de buscar la filosofía de juego de Jardim y de su equipo personificada en alguien.
Cuando a la osadía le falta criterio, algo común en plantillas jóvenes, la prudencia que aporta la experiencia es algo irremplazable. Desde la base con Andrea Raggi, pasando por los pies de Joao Moutinho, no cabe duda que las virtudes ofensivas recaen fuertemente en lo que significativamente aportan individuos como Radamel Falcao, siendo base fundamental para el éxito de un estilo de juego directo, fuerte, pero a la vez sutil en lo que corresponde a la finalización de jugadas, en la asistencia indirecta al movilizar la marcación, ser el compañero ideal para buscar la pared dentro o fuera del área y en lo didáctico para jóvenes con los tradicionales complejos de individualidad total. Un equipo que es letal por los costados gracias a la velocidad y la calidad en el primer pase, sabe cuándo se hace preciso bajar un poco la velocidad.
Muchas virtudes posee el conjunto del principado, las cuales seguramente todavía no hemos visto al completo. Más allá de que pueda continuar vivo o no en Champions, este segundo duelo ante el Manchester City será un verdadero banquete de detalles futbolísticos. No se puede dejar de aplaudir la gestión de Jardim en un equipo que tiene una mentalidad distinta, distinta a su tierra en donde mirar se hace más rentable que actuar. No, así no es este equipo, que se presenta firmemente contra todo aquello que pueda parecer costumbre.