Espero que todos hayan tenido un buen final de año, esperando y confiando que este 2017 llegue con cosas muy buenas para ustedes. Es curiosa la forma en cómo un simple salto de un mes a otro se hace tan significativo para el mundo; a pesar de que no haya un cambio físico perceptible, esa esperanza que conlleva la mezcla de sensaciones entre volver a empezar y seguir adelante es lo que hace sin lugar a dudas tan especial el fin de año. Con esa misma ilusión de que las cosas siempre irán para mejor, desde su respectiva tribuna uno espera que, en lo que respecta al deporte que tanto amamos, los espectáculos sean mejores, más dignos de la entrada que el aficionado pagó o de la mensualidad de quien desde casa tiene la oportunidad de mirar compromisos en exclusiva de distintas ligas; pero por sobre todas las cosas, con esperanzas de que el fútbol vuelva a ser simplemente fútbol y no todo el artificio espectáculo que se ha construído.
La primera, o mejor dicho, la única liga que ha mantenido sus actividades desde el pequeño parón invernal que Europa tiene en las festividades de fin de año es la Premier League. El campeonato inglés ha tomado un valor mucho mayor en la presente temporada, valor en todo el sentido de la palabra. La inyección económica que ha representado el nuevo modelo de distribución de ganancias por los derechos de transmisión entre los clubes de la primera división inglesa ha dado pie a que el mercado de transferencias se vuelva bastante activo dentro del país que inventó el fútbol propiamente como lo conocemos. Más allá del alto nivel competitivo que existe a lo interno de este certamen, la inclusión de figuras de mayor renombre mundial entre equipos no llamados a ser candidatos per se al título abre mucho más las posibilidades de un show mucho mayor.
Teniendo sólo a China como mayor competencia en el ámbito económico, un sinónimo de triunfo tanto deportivo como económico para los futbolistas hoy por hoy es irse al fútbol inglés. Inversiones que sobresalen de entre las tranferencias en el mercado europeo, comparables únicamente con instituciones como PSG, Bayern, Real Madrid o Barcelona, son la ostentación de poder por parte de la Premier ante las demás ligas, lo que ha causado una mayor euforia y por ende mayor expectativa con respecto a lo pueda darse en el transcurso de las 38 fechas de duración del campeonato. Si los nombres de los jugadores no fuera poco, el éxodo de entrenadores de primer nivel que ha empezado a copar los banquillos ingleses ha aumentado mucho más la euforia.
Sin embargo, pasada la mitad de la temporada, las realidades no van acorde a las expectativas. Muy a pesar del liderato del Chelsea y de la cerrada pelea que hay del segundo al sexto lugar en la tabla de clasificación la verdad es que no se percibe realmente el nivel que parecía iba a haber en principio. ¿Las razones? Fácilmente se pueden enlistar:
- Partidos aburridos. Se hace bastante difícil encontrar encuentros realmente a la altura de nombres como Manchester United, Liverpool o Arsenal. Mucho temor y poca capacidad resolutiva a la hora de buscar/encontrar espacios. Las excepciones son contadas con una mano.
- Paupérrimas defensas. Han llamado mucho la atención marcadores exageradamente abultados, los cuales se han debido más a las falencias de la última línea de los equipos por encima de todo aquello que generan los rivales.
- Ausencia de identidades. La gran mayoría de las figuras y los estrategas todavía se encuentran en proceso de agarrarle el ritmo a la competencia, así como a sus distintas instituciones.
Pero... ¿estos no son problemas de vieja data? Sí. Muy a pesar de las bondades que siempre se han resaltado del fútbol inglés, estas razones siempre han estado, las cuales son factores sustancialmente importantes de porqué esta liga hace mucho tiempo no encuentra un verdadero nivel de competitividad a nivel de competencias internacionales. Entonces pareciera absurdo sacarlos a la luz ahora, sin embargo, los mismos dan pie a que se encuentre la verdadera génesis del problema: la expectativa. Cuando una liga invierte tanto dinero de cara a la mejora de su espectáculo, lo menos que el aficionado puede esperar es que hayan partidos realmente vibrantes y con mucho fútbol, en todo el sentido de la palabra. Pero la verdad es que el nivel de la liga, por ahora, no ha subido y lo único que ha tenido como resultado son decepciones mayores.
Sin aportar realmente mucho al espectáculo interno, lo sucedido en el inicio de la temporada 2016/17 en Inglaterra repercute en todo el mercado futbolístico, ya que la exagerada suma de dinero que se movió de un lado para otro ha aumentado el valor promedio de muchos futbolistas, que sin tener mayores atributos para ser considerados realmente como jugadores únicos llegan a valer más de 30 millones de euros. Entendiéndose como una verdadera inflación del mercado, a corto y mediano plazo el efecto que tendrá esto en todas las ligas es que muy pocos clubes no ingleses podrán hacer fichajes realmente significativos para enriquecer sus escuadras. Como si eso no fuese suficiente, la certeza de mantener una plantilla será cada vez menor con las ofertas que irán saliendo de las islas británicas, algo que le da poder al mercado asiático para seguir llevándose jugadores de élite.
El dinero no compra la felicidad, aunque ciertamente ayuda mucho a que se pueda conseguir la misma. Todavía los clubes y directivos no han entendido que no se trata simplemente de fichar por fichar, se entender las transferencias que se realizan y poder costear planes de desarrollo para jugadores base, algo que Inglaterra como país y seleccionado nacional está resintiendo muchísimo, lo cual seguirá sucediendo ahora más con todos estos cambios que apenas están comenzando. Habrá que esperar a que el tiempo les de la razón o no a los responsables de la Premier, pero por el momento, las expectativas generadas están saliendo muy costosas para todos.