Por segundo torneo de carácter internacional consecutivo, la selección de Bélgica sucumbió en la ronda de cuartos de final, muy a pesar de estar entre las naciones llamadas a ser protagonistas en la carrera por alcanzar el triunfo en tierras francesas. Sin ánimos de presunción, este servidor puede contribuir al debate sosteniendo la teoría de que esto se sabía desde previo el arranque del torneo; nombres muy buenos no necesariamente son sinónimo de equipo.
Hace dos años fue en Brasília ante la albiceleste y ahora en Lille ante los británicos que más lejos llegaron en el torneo: Gales. La generación de Gareth Bale, Aaron Ramsey y comitiva lograron con contudencia remontar un marcador inicial adverso tras un gol soberbio de Radja Nainggolan. Estratégicamente y ponderando todos los argumentos deportivos que se puedan dar, el equipo galés logró una victoria indiscutible. Una amargura para muchos seguidores de la camada, sin temor a equivocarme, más prolífica de la historia de la nación belga, inclusive por encima de la de Enzo Scifo (paréntesis acá porque todavía no han encontrado en esta generación un jugador mejor que la leyenda del Anderlecht).
Una amargura que sólo el éxito puede consolar. Para poder darse esto, hay que pelear por un puesto en la Copa del Mundo que será en dos años... wao, cómo pasa el tiempo. O claro, en su detrimento, esperar dentro de cuatro años la próxima cita de naciones europeas. Lo cierto es que ya esta generación belga está empezando a ser exigida, porque ya no está conformada por ''prometedoras figuras'', dado que 19 de los 23 jugadores* que jugaron este año por Bélgica juegan fuera de sus fronteras, la gran mayoría en ligas y clubes de alto prestigio. Ese deseo de éxito que todos teníamos por ver triunfar a una selección que hemos visto crecer de a poco, se ha ido convirtiendo en una exigencia/presión para con este equipo.
Ese deseo por ver triunfar a una selección que todos hemos visto crecer de a poco, se ha ido convirtiendo en una exigencia/presión para con este equipo.
Muy a pesar de todos los lamentos que se puedan lanzar o recitales interminables de ''yo sabía que esto sucedería'', me parece mejor que pongamos otra situación igual de real como la eliminación: era una situación que se pudo evitar. Falencias y muchas las tuvo este equipo durante todo el desarrollo del torneo, empezando desde el primer compromiso cuando Italia logró imponerse de forma a cierto punto inesperada por cómo llegaban las escuadras. Supo recomponer su camino hasta meterse segundo del sector, enfrentándose a un equipo ampliamente inferior en los octavos de final y darse camino hasta los cuartos de final.
En todo ese camino a la ronda de ocho, los Diablos Rojos perdieron muchos nombres importantes en el sector de la defensa, dejando la responsabilidad en el partido decisivo a toda la banca que no sólo no estaba contando con muchos minutos en el torneo, sino que además con la selección no habían tenido prácticamente rodaje previo. La inexperiencia les pasó factura en goles puntuales, eso no se puede discutir, pero no encuentro motivos suficientes todavía para creer que esta fue la principal causa de la debacle.
Con bastante exactitud en el último compromiso del equipo en el torneo, tanto el estratega de Gales como Marc Wilmots mostraron sus verdaderas caras frente a toda la afición presente en el Stade Pierre Mauroy. Los belgas arrancaron con presión y agresividad máxima, tanto que lograron un gol tempranero a los 13' gracias a un gran remate de Nainggolan. Instantes más de presión y... se acabó. Esperar y darle la pelota al rival le pareció la mejor idea posible al entrenador belga. Los galeses con un Ramsey que dadas las circunstancias se animaba más a controlar el balón, fueron igualando las cosas dentro del compromiso. Se da la igualada.
Tras el descanso la idea que mejor se le pudo ocurrir al estratega belga fue sacar a un carrilero de peligro como Yannick Ferreira-Carrasco para hacer ingresar a Marouane Fellaini. Reservar hasta que encontrara el camino por otras vías. No se le dio esto al equipo que empezó agresivo, llegó la remontada acompañada de una oleada de desconcierto y pánico escénico. Ni la mejor versión de Axel Witsel junto a Nainggolan podían tapar los huecos en transiciones que dejaban Eden Hazard y Kevin de Bruyne, señalados por mucha gente. Anthony Vokes puso el 3-1 y se apagaron las luces, ya todos sabían que el sueño había terminado. El partido lo pierden bien, pero teniendo en cuenta que por los hechos del partido, con un planteamiento más atrevido la historia hubiese sido otra.
La tengo tan abajo en mi top cinco porque antes del torneo no esperaba tanto de ellos como muchos conocedores de la materia, pero no deja de ser una gran decepción. El miedo a perder y el exceso de reserva le pasó factura a un equipo que por naturaleza logra ser más efectivo jugando de la forma contraria. Esta generación todavía puede hacer algo importante, pero con un seleccionador que tenga la determinación adecuada para cuando se están en instancias tan decisivas como unos cuartos de final. Mucho miedo para algo que al final del día era evitable.
Tras el descanso la idea que mejor se le pudo ocurrir al estratega belga fue sacar a un carrilero de peligro como Yannick Ferreira-Carrasco para hacer ingresar a Marouane Fellaini. Reservar hasta que encontrara el camino por otras vías. No se le dio esto al equipo que empezó agresivo, llegó la remontada acompañada de una oleada de desconcierto y pánico escénico. Ni la mejor versión de Axel Witsel junto a Nainggolan podían tapar los huecos en transiciones que dejaban Eden Hazard y Kevin de Bruyne, señalados por mucha gente. Anthony Vokes puso el 3-1 y se apagaron las luces, ya todos sabían que el sueño había terminado. El partido lo pierden bien, pero teniendo en cuenta que por los hechos del partido, con un planteamiento más atrevido la historia hubiese sido otra.
La tengo tan abajo en mi top cinco porque antes del torneo no esperaba tanto de ellos como muchos conocedores de la materia, pero no deja de ser una gran decepción. El miedo a perder y el exceso de reserva le pasó factura a un equipo que por naturaleza logra ser más efectivo jugando de la forma contraria. Esta generación todavía puede hacer algo importante, pero con un seleccionador que tenga la determinación adecuada para cuando se están en instancias tan decisivas como unos cuartos de final. Mucho miedo para algo que al final del día era evitable.
* | Finalizada la participación belga en la Euro, el lateral Thomas Meunier (Club Brugge) fichó por el Paris Saint-Germain de la Ligue 1 francesa.