Feliz Día de Brujas atrasado a todos quienes lo celebran. Cada quien tendrá su valoración respecto a esto; independientemente de cual sea la mía, el 31 de octubre de este año en el panorama futbolístico nos deparaba un interesante duelo como apertura de la jornada de actuvidades en el fútbol inglés: Chelsea y Liverpool, dos de los grandes de la liga medirían fuerzas en un partido que representaría redención para ambos estrategas.
Los estrategas. Pensar en un duelo con personajes de las características de Mourinho y Klopp más allá de lo futbolístico, hace alucinar a uno que está del otro lado del televisor, no sólo con ver férrea pero interesante estratega de juego, sino uno que otro ademán que tenga ecos en la sala de prensa y tal vez más allá.
Mientras me hacía ideas de lo vistoso que sería el duelo, cayó el gol de Ramires. La jugada por izquierda salió a la perfección; Azpilicueta había realizado un desborde importante, haciendo una pausa de último instante para aguantar la marcación del rival y así dándose oportunidad de enviar un centro con mejor dirección y potencia, el cual encontraría la cabeza del centrocampista brasileño, la cual le dió dirección a puerta con la suficiente fuerza para entrar a pesar de que Mignolet la tocase con la mano derecha. Sólo habían transcurrido cuatro minutos.
Un golpe temprano, exageradamente temprano para la tensión que uno estaba esperando previo al arranque del compromiso. Quizá no pasaba por el momento más brillante el conjunto blue en cuanto a presencia ofensiva, pero ese gol de vestidor tiende a ser la apertura de la defensa rival por un tiempo en que, con mucha frialdad y producción, se podían ir arriba en el marcador por mayor cantidad de anotaciones. No fue así.
El estratega portugués salió a hacer lo mejor que sabe luego del gol del brasileño: defenderse. A mi valoración personal, parece increíblemente exagerado poner en práctica esta estrategia con menos de diez minutos en el reloj que se iluminaba en Stamford Bridge. Solicitando disculpas por lo reiterativo del concepto, las exageraciones del partido no tenían fin.
Los dos directores estaban desconcertados por lo que veían en cancha. Uno pedía más orden, otro pedía más enegía.
Definitivamente los camarógrafos y editores de las transmisiones inglesas son bastante buenos en lo que hacen, ya que nos permitían ver a los banquillos, donde los verdaderos protagonistas estaban. Los dos desconcertados por lo que veían en cancha. Uno pedía más orden, otro pedía más enegía. El discurso motivacional del alemán parecía ser más efectivo, ya que se empezó a notar una mejoría en cuanto a la posesión y al criterio con la pelota en los pies. La recompensa llegaría en el tan polémico tercer minuto de agregado (el central inicialmente había indicado dos minutos de reposición) por medio de Coutinho, que con su remate de zurda dejaría uno de los goles de la jornada inglesa. Día a día enseña más su calidad el '10' Red.
La segunda mitad sería un completo monólogo visitante, donde la pelota y la iniciativa recaía totalmente para los dirigidos por el estratega alemán. Más allá de lo que el autor del doblete pudiese aportar, fue vital el desempeño de Adam Lallana, Lucas Leiva y Nathaniel Clyne, quienes realizaron grandes recorridos por todo el campo, consiguiendo recuperaciones importantes de balón y acabando con las escasas posibilidades locales de proyectarse hacia adelante en el complemento.
De la crisis colectiva del conjunto blue, sólo Willian ha podido dar la cara y demostrar su valía. En el primer tiempo se podría asegurar que lo molieron a golpes por la frecuencia con la que le llegaba el balón a los pies, pero en los últimos 45 minutos, independientemente de todos los esfuerzos del jugador, sólo pudo ser un espectador más del recital visitante.
El Chelsea pasó de estar ganando a los cuatro minutos a escuchar el ''You'll never walk alone'' por parte de los aficionados que habían hecho el viaje desde la tierra de The Beatles.
Con rebotes de por medio caían el segundo gol de Coutinho y el tanto de Christian Benteke, que había ingresado de cambio y le sirvió de revulsivo importante adelante por las cualidades físicas que posee el centrodelantero belga. Así por así, el Chelsea pasó de estar ganando a los cuatro minutos a escuchar el ''You'll never walk alone'' por parte de los aficionados que habían hecho el viaje desde la tierra de The Beatles. En silencio, no había respuesta posible a esa ostentación de superioridad visitante. Muchos optaron por empezar a abandonar las gradas del estadio.
Superado totalmente, pero con una decisión arbitral sensitiva latente, terminaría el compromiso. Seguramente Mourinho se agarraría de esto en la conferencia de prensa, como posteriormente pudimos observar; a pesar de la cautela y comedidas por el tema de estar sancionado recientemente. El conjunto visitante, aunque el portugués diga otra cosa, logró ser superior y efectivo en momentos donde mucho se le cuestionaba a los de Anfield.
Una verdadera pesadilla el partido para en Día de Brujas para Mou. Muchos ponían en tela de duda su continuidad a los efectos de lo que sucediese en este partido, algo que para el criterio de este servidor es totalmente absurdo e inclusive sería de categorizar ello como un sueño; pero es innegable que sí, al entender de este servidor, al estratega las imágenes de este partido deben generarle unos miedos mayores.