Hace una temporada atrás Mauricio Pochettino y una plantilla considerablemente distinta eran la sensación de Inglaterra, esto gracias a una de las muestras más sinceras y simples de fútbol que se pudieran apreciar en una liga tan extraña como la Premier. A pesar de todo lo exhibido, no pudieron aguantar el desgaste que acarreaba la temporada en Inglaterra y no se pudieron meter a ningún torneo internacional. No había una sensación de fracaso, sencillamente lo intentaron y no pudieron.
Aproximadamente un año después de enamorar a los aficionados de la Premier se presentan en un escenario interesante, con un equipo prácticamente nuevo, un nuevo entrenador y sobre todo, estando en el segundo lugar de la tabla de clasificaciones. Un sueño hecho realidad para un equipo tan modesto como éste.
Todos sabemos que el fútbol es romántico y generador de ilusiones, pero así mismo puede hacer pasar malos ratos a cualquiera. Noviembre representaba un mes complicado para los dirigidos por Koeman, ya que el calendario deparaba encuentros ante Manchester City, Arsenal y Manchester United en semanas consecutivas. Así como sorprendió con un arranque fenomenal de igual manera decepcionó luego de tres partidos donde toda la esencia de buen fútbol y calidad individual se había perdido.
¿Curar las heridas?
Todos sabemos que el fútbol es romántico y generador de ilusiones, pero así mismo puede hacer pasar malos ratos a cualquiera. Noviembre representaba un mes complicado para los dirigidos por Koeman, ya que el calendario deparaba encuentros ante Manchester City, Arsenal y Manchester United en semanas consecutivas. Así como sorprendió con un arranque fenomenal de igual manera decepcionó luego de tres partidos donde toda la esencia de buen fútbol y calidad individual se había perdido.
¿Curar las heridas?
La herida estaba abierta, tres partidos consecutivos con derrotas claras no sientan bien en la psique de ningún aficionado y mucho menos de ningún jugador. Afortunadamente para la causa de los Santos llegaría un partido ante el Burnley, el cual era de esperarse una cómoda victoria. Lo cierto es que para los dirigidos por Koeman las cosas salieron de una manera terrible en el Turf Moor. Una trayectoria en caída libre.
Oportunidad dorada se presentaba al Southampton en la Capital One para reencontrarse consigo mismo, con su afición y con el fútbol. Sin utilizar como excusa el hecho de utilizar un equipo alternativo ante el Sheffield United, no el del miércoles, cayeron eliminados al perder 1-0.
Cinco encuentros consecutivos sin conocer la victoria, los cinco con derrotas claras. Pasar de estar muy cerca del Chelsea en el liderato a ubicarse quinto, a trece puntos de diferencia representan un trago excesivamente amargo para quienes estaban soñando con la gloria que sólo los santos podrían concederles.
Noviembre y diciembre les ha sentado muy mal, la presión terminó asfixiando al santo.