Era el momento esperado. La visita a La Rosaleda no sólo tenía importancia por el mantener el invicto, la confianza del equipo en alto y para ver debutar a la última inversión del FC Barcelona: Douglas Pereira dos Santos, o simplemente Douglas, como la mitad de los jugadores brasileros que juegan al fútbol.
De los más de ocho fichajes que realizó el club blaugrana en el mercado de traspasos, esto en respuesta al cambio generacional que se estaba haciendo importante, el menos esperado y el más accesible fue el de Douglas, pintado como una de las perlas del fútbol en Brasil.
Su debut ante un rival que eventualmente le complica las cosas a los equipos grandes, pero no deja de ser un equipo chico por esto. El Málaga, equipo que tantos amores nos trajo años atrás hoy pinta como uno de los equipos del montón, aspirando jornada a jornada, partido a partido, la permanencia en una liga más que utópica, por los grandes, chicos y principalmente por las perlas arbitrales.
Por encima de un análisis del gris y pobre partido que tuvo el Barcelona es puntual centrarnos en Douglas, ya que la primera impresión siempre impacta, independientemente de que se cambien las cosas de manera paulatina. Así funciona el mundo del fútbol, y diría que en general.
Los dolores de cabeza por la banda derecha para Luis Enrique y todo seguidor culé es un mal de nunca acabar. Dani Alves vive sus últimos tiempos con el club (a menos que algo raro suceda) y Montoya es el favorito de todos, pero está lejos todavía del nivel óptimo de un jugador con los quilates de la institución que está defendiendo. La perla del Sao Paulo es la alternativa o mejor dicho la apuesta del club para esta situación. Lo cierto es que no impresionó de la manera más positiva su debut en el equipo: su lentitud hizo mella durante todo el partido, tanto en los juegos de salida ofensiva como la necesaria rápida transición a la defensa.
Un nombre que sale a la palestra en este partido es de Nordim Amrabat, holandés/marroquí que lo recordamos hace algunos años en el PSV, donde demostraba con más ambición lo que hace en la actualidad. En ningún momento encontró rival que pudiese detenerlo por la banda izquierda correspondiente a su subida. Como diríamos vulgarmente, hizo lo que quiso.
La única postal que nos dejó el nuevo fichaje del Barcelona es la tarjeta amarilla que recibió a los 69 minutos tras una falta sobre Luis Alberto por el carril. A los 73 minutos Luis Enrique lo sustituyó por Adriano, quien tuvo que trabajar a perfil cambiado.
Un empate a cero donde el único rescatable de los visitantes es Claudio Bravo, indicio de que algo salió bastante mal. Obviamente el club local tiene gran parte de la responsabilidad en esto, pero su conservador estilo de juego para este partido los apartó de una victoria accesible. El resto de la ''culpa'' es exclusivamente del Barcelona.
En este mal pasaje de la joven temporada española, el partido de debut de Douglas fue más que discreto. Como todos, esperamos que este muchacho tenga un crecimiento notable en los próximos meses, pero hasta este punto, y haciendo un análisis en frío, fácilmente determinamos que este lateral está muy frío.