Es difícil de creer, pero ya han transcurrido cuatro años del ACV de Gustavo Cerati. La noticia de aquel lamentable episodio luego de una presentación en Venezuela la recibí después de llegar del colegio. Un duro golpe, ansiaba estar en la gira del álbum Fuerza Natural y mi artista favorito estaba al borde de la muerte.
Hoy hago retrospectiva de estos últimos tiempos sin Cerati, años donde corroboro la importancia que tiene la música del argentino en mi vida. Uno a veces dice que la música es importante, porque te desconecta de los problemas y todas esas cosas cursis... Bueno, en parte he descubierto que son ciertas.
Palabra tras palabra, estrofa tras estrofa, canción tras canción, álbum tras álbum... Las composiciones de Cerati califican tranquilamente como obras invaluables. Yo que vivo en Panamá puedo asegurarles que escuchar a alguien como él componer es algo que se valora de maneras impensables, lo he considero como el mago de los tranques, ya que no se sienten cuando te subes al auto y te subes también al viaje cósmico de las canciones de este argentino.
La unidad que ha logrado en Latinoamérica por su condición es uno de los más grandes legados que en sus momentos de penumbras nos ha dejado. ¿Qué pasará ahora? No lo sé. Sólo puedo asegurar que todos aquellos seguidores ansiosos de su regreso deben seguir siendo pacientes, porque al tardar en llegar, las cosas tienen recompensa.
El consuelo que queda es que sigue respirando, sigue luchando por despertar. Gustavo Cerati no es cualquier persona, nadie mejor que él sabe para que las cosas salgan bien se debe procurar que durar sea mejor que arder.