Soy un monumento a la inconstancia, desafortunadamente lo sé. Pero si hay algo a lo que me he propuesto volver a engancharme, es con la Copa Libertadores. Quiero volver a mis pininos de cuando empecé en radio; aquello época en la que conversaba con don Dino sobre ese torneo que, a pesar de no tener el nivel en la categoría o inclusive la creatividad credibilidad de años atrás no, no deja de ser especial. Estresante algunas veces, sucia, inquietante tanto en uno como en lo malo, pero indiscutiblemente mágica y hermosa. Cuando en el tres año Europa debilita el nivel de los equipos y las competiciones de este lado del mundo, la gente sigue demostrando su amor por los colores y ese sentido de pertenencia que hacen tan místico al fútbol en Sudamérica. Aunque equipos de pobre nivel salgan a medir fuerzas, se entiende que son partidos especiales y grandes que se deben jugar con una entrega muy diferente.
La Libertadores es sinónimo de Sudamérica, y viceversa. Por más que el Viejo Continente desangre las plantillas y canteras del cono sur la pasión sigue intacta, mucho más cuando nunca hay certeza de máximos candidatos de cara a la conquista por el título. Todo esto reúne los elementos necesarios para que se den escenarios grandes para equipos o jugadores puntuales. Encuentros que más allá de tres puntos o la clasificación a la siguiente fase pueden marcar puntos de inflexión. No son noches cualquiera, son Las Noches. Algo así vivió un flaco, pero habilidoso joven argentino que hoy está en boca de todo el mundo. Uno que a pesar de seguir el patrón de efervescencia del cual se sostienen muchos juveniles prometedores, pero con la particular diferencia del resto del mundo que no ha querido apurar las cosas.
El Cilindro recibía la primera jornada de la fase de grupos, donde Racing Club de Avellaneda mediría sus fuerzas con el peligroso Cruzeiro de Belo Horizonte. Los pupilos de Gustavo Coudet salieron con la idea de tocar la pelota y atacar ante unos brasileños con mayor claridad a la hora de armar ideas, pero con una defensa notablemente floja. El resultado fue un 4-2 a favor de los locales con tres goles del bueno de Lautaro Martínez, clase 1997. El debut soñado para la Academia y su joya ante los ojos de todo el continente hasta más allá, sobre todo cuando el entrenador de la selección argentina se encontraba en las gradas, aplaudiendo y viéndose muy satisfecho con lo que fue a buscar a la cancha esta noche de martes. Expectativa por un solo nombre de los 22 protagonistas, solamente uno se repite en la retina de todos los hinchas y de todos los amantes del este deporte.
Previo a subir al primer equipo en 2015 se venían hablando cosas muy buenas de él, elementalmente por el olfato goleador que posee y la calma que demuestra para jugar al fútbol. Muchas referencias, tantas como las que tenían Egidio y Murilo en cuanto a los movimientos del volante por el sector derecho, pero sin mucho éxito en el intento de desenchufarle del partido. Todos lo quieren, todos lo buscan, como Nery Domínguez en sus pases largos para que controle y defina; como la multitud lo quiere ver brillar, el equipo le hace llegar la pelota para que recorra el sector derecho y encare hacia adentro con sus cambios de ritmo. El dribbling con ambas piernas dificulta la labor de perseguirle de cerca, algo que no se ve todos los días. Habilidades de 9 de área fáciles de olfatear a kilómetros de distancia, por la fuerza que tiene y su seguridad para jugar inclusive de espaldas a portería. Llegó al partido e hizo dos goles con la derecha, uno con la cabeza y deleitó con su desmarque hacia dentro o afuera. Condensó en 90 minutos todas las habilidades que puede aportar en el ordenamiento grupal como en el desequilibrio personal.
Aunque, personalmente, lo más impresionante es la serenidad y madurez con la que afronta todo. Cuando me senté a ver el partido noté varias jugadas en las que el balón era perdido por el equipo argentino debido a alguna mala decisión/entrega por parte del dorsal '10', siendo el primer gol del Cruzeiro resultado de una jugada de estas. Defensivamente comprometió bastante al equipo, posiblemente producto del nervio de estar ante un escenario nunca antes enfrentado; cuando le preguntaron sobre su partido, dijo que no estaba conforme porque perdió demasiados balones. Lautaro ha entendido que las posibilidades de explotar que tiene como todos apuntan dependerá grandemente de la responsabilidad con la que vaya afrontando las cosas para que se den paso a paso. Ante ustedes un futbolista que en este 2018 ha tenido su primera oportunidad (se espera sean muchas) de demostrar su valía. Su primera noche.
LA FIGURA
Nombre: Lautaro Javier Martínez
Nacionalidad: Argentina
Fecha de nacimiento: 22 de agosto 1997
Lugar de nacimiento: Bahía Blanca, Argentina
Posición: Delantero
Valor de mercado: 10M€*
*Valor según Transfermarkt.com