Panamá es un país bastante chico, muchos se conocen, muchos viven situaciones similares, entre tantas cosas. Todo eso puede suceder en un mismo lapso de tiempo, o con algún rango de diferencia.
Lo digo porque me sucedió el viernes. Como todos saben la empresa Cola-Cola organiza el tour mundial del anhelado trofeo de la Copa del Mundo, aquella estatua de oro con forma de globo terráqueo y una especie de manos o personas, no sé distinguir muy bien, que la sostienen.
Bueno, la cosa es que ayer Panamá tuvo el honor de recibirla por segundo Mundial consecutivo, algo que sin duda estremeció a grandes y chicos. Por fortuna para a la misma no era necesario pagar, bastaba con la recolección de unos platillos de la conocida marca de refrescos y listo.
Éste año no pude asistir, sinceramente no tenía mucho entusiasmo por volver a verla y también... Se me olvidó. Las responsabilidades y vagancias hicieron todo ello posible, así que me tocó resignarme a pasar el transcurso del día escuchando y viendo las imágenes de la Copa y la gente.
El suceso del día me llegó cuando realizaba uno de mis rutinarios viajes en el transporte público más odiado por los panameños, con muchas cosas en la cabeza y con ganas de estar en casa pronto, de pronto escucho a un niño, podría tener 9/10 años, exclamándole a su mamá:
Bueno, la cosa es que ayer Panamá tuvo el honor de recibirla por segundo Mundial consecutivo, algo que sin duda estremeció a grandes y chicos. Por fortuna para a la misma no era necesario pagar, bastaba con la recolección de unos platillos de la conocida marca de refrescos y listo.
Éste año no pude asistir, sinceramente no tenía mucho entusiasmo por volver a verla y también... Se me olvidó. Las responsabilidades y vagancias hicieron todo ello posible, así que me tocó resignarme a pasar el transcurso del día escuchando y viendo las imágenes de la Copa y la gente.
El suceso del día me llegó cuando realizaba uno de mis rutinarios viajes en el transporte público más odiado por los panameños, con muchas cosas en la cabeza y con ganas de estar en casa pronto, de pronto escucho a un niño, podría tener 9/10 años, exclamándole a su mamá:
''La ví mamá, la ví. Ahora sólo me falta la Champions''
Y sí, se refería a la Copa sin dudas, pero me llegó, por alguna razón me llegó. Hace 4 años yo fui ese niño, no por la edad obviamente, pero sí por el entusiasmo de ver un pedazo de metal, un metal que es un símbolo de muchas cosas: Fútbol, alegría, esperanza, pasión, entre otras cosas.
Otra prueba de que el fútbol mueve fronteras, mueve pasiones y cambia la vida de la gente. Claro que vi la Copa, ¿no me creen?:
Otra prueba de que el fútbol mueve fronteras, mueve pasiones y cambia la vida de la gente. Claro que vi la Copa, ¿no me creen?: